
2 de junio de 2022
Las aves ven el mundo diferente. Nosotros vemos en rojo, verde y azul—pero las aves pueden ver un cuarto “color primario.” Gracias a un fotorreceptor más en sus ojos, pueden ver luz ultravioleta o casi ultravioleta. Tal vez sea por eso que un carbonero puede sobrevivir cazando los insectos en el follaje de los cerezos silvestres.
Insectos en el menú
En el estado de Montana, EU, donde vivo, muy comúnmente veo aves alimentándose en los cerezos silvestres (Prunus virginiana). Imagínate que estamos observando a un carbonero (Poecile sp.) saltando de una ramita a otra, energéticamente indagando las hojas. Obviamente está encontrando algo para comer—pero ¿qué, precisamente? Sé que este tipo de comportamiento señala que un ave está cazando insectos (u otros artrópodos), pero nunca he observado con suficiente atención para ver los insectos mismos.
No sólo son carboneros que forrajean entre estas hojas. A través de la migración primaveral en Montana, los cerezos silvestres son como un imán para los chipes corona negra (Cardellina pusilla), los pavitos migratorios (Setophaga ruticilla), las pirangas capucha roja (Piranga ludoviciana), los chipes rabadilla amarilla (Setophaga coronata)—la lista podría seguir. ¿Por qué? Todas estas aves se alimentan bastante de insectos y otros invertebrados—y los cerezos silvestres mantienen un chingo de estas criaturas.
Según la Federación Nacional de la Vida Silvestre, cerca de Helena, Montana, “un chingo” quiere decir 227 especies de orugas. Y ¡ese número sólo incluye las larvas de las mariposas y polillas! Seguro que los cerezos silvestres sustentan a otros insectos también, pero no tengo ni idea cuántas especies.
Una mirada cercana
¿Qué hay en los cerezos silvestres que un ave cantora pudiera comer? Hoy voy a imitar a un carbonero y tratar de averiguar. Estoy en el Parque Kennedy de la ciudad de East Helena, un área natural hermosa al lado del Arroyo Prickly Pear que tiene una abundancia de cerezos silvestres y de álamos. ¿A cuáles invertebrados están manteniendo estos cerezos silvestres?
Voy a empezar con una búsqueda minuciosa dentro del follaje. Voy a estar buscando orugas en particular, pero realmente cualquier invertebrado que pueda hallar en los cerezos silvestres es un objetivo legítimo. En este momento son las 10:32 de la mañana, estamos a 14°C y está parcialmente soleado. ¡Preparado, listo, ya!
Una araña sepia, pequeña como la cabeza de un alfiler, desciende en rappel desde una flor del cerezo. Luego se eleva otra vez, recogiendo su seda.
Una hormiga solitaria gatea por el borde de una hoja.
Algunas hojas tienen huecos adentro: alguien ha estado alimentándose aquí. Hasta encuentro unos huecos incipientes. Algún animal ha cortado estos círculos casi completos de la hoja, pero el círculo sigue en su lugar, colgando por su margen. Son como tapas miniaturas de hoja de cerezo. Y no tengo ni idea qué animal ha dejado este rastro. ¿Sabes? Si tienes una idea, ¡por favor deja un comentario!
Las hormigas parecen ser comunes acá—ya he visto cinco de ellas. Si yo fuera un ave, estaría comiendo un desayuno muy crujiente esta mañana. Mucho exoesqueleto con una pizca de ácido fórmico: hasta ahora este menú no me apetece mucho.
En la parte inferior de una hoja descolorida está una pequeña colonia de áfidos. ¡Mmm, qué jugoso! Pero me doy cuenta de que los áfidos tienen los abdómenes cubiertos con una sustancia vellosa y blanca. ¿Tal vez no serán tan sabrosos? Saco uno de la hoja con cuidado y lo pongo en mi boca. El sabor comienza siendo ordinario, tal vez un poco picante. Pero entonces me entero de una sensación rara… El áfido le da a mi lengua un sentido seco, como si yo hubiera comido tiza. Después de todo, no fue un refrigerio tan agradable.

Una búsqueda difícil
Ya he estado buscando por 15 minutos. He encontrado siete hormigas y diez áfidos, ningunos muy apetitosos. Si yo fuera un ave, a este ritmo moriría de hambre. O puede que un gavilán pecho canela (Accipiter striatus) u otro depredador me atrapara primero. Y ¡qué locura pensar que las aves bebés aprenden a cazar insectos eficientemente en algunas semanas!
Me doy cuenta de algunas moscas muy diminutas, por lo menos tres especies diferentes. ¿Si yo fuera un carbonero, podría atraparlas? Quizás. Pero aunque estoy jugando a ser un ave, todavía soy un mamífero con poco pelo y reflejos lentos. Las moscas se van volando.
Encuentro una hoja verrugosa y sospechosamente enrollada. ¿Hay una oruga jugosa adentro? No, pero encuentro cinco áfidos verdes y una hormiga pugnaz que trepa sobre mi mano. Después de mi experiencia previa con los áfidos, no trato de comer éstos.
Diviso una mosca mediana e hirsuta posándose en una hoja de cerezo silvestre. Logro tomar una foto desde la distancia de la longitud de dos carboneros. La mosca se va. Me pregunto si a veces los carboneros se sienten desilusionados. ¿Algunas veces sienten que su desayuno es una apuesta segura, meramente para verlo volar? Imagínate que te sientas para disfrutar unos huevos a la mexicana, y entonces el desayuno desaparece, saltando por la ventana.
¡Ajá! Aquí está un conjunto de tres hojas, obviamente pegadas juntas. Atentamente las separo. Adentro están cinco pequeñas orugas con las cabezas negras, dentro de un nido de seda. ¡Finalmente, el primer alimento apetitoso que he encontrado esta mañana! Ya que sólo soy un carbonero imaginario, no las como. En vez de eso, trato de reemplazar las hojas como las encontré, con las orugas escondidas adentro.
Los cerezos silvestres aquí justo han empezado a florecer. El día está poniéndose más caluroso y veo unas abejas sobre mi cabeza, metódicamente yendo de una flor a otra. Sospecho que sería difícil que un carbonero las atrapara. Sin embargo otro grupo de aves, los tiranos (Tyrannus sp.), son bien conocidos por cazar abejas y avispas, y no me sorprendería por completo ver a un carbonero lograrlo también. Si los áfidos saben a tiza, me pregunto, ¿a qué saben las abejas? Sólo es broma. Puede que las aves se alimenten de insectos que pican, pero yo prefiero evitarlo.
La hambruna inminente
Ya he pasado una hora de mi simulación de carbonero. La hora de almorzar está acercándose, y tengo hambre. Qué bien que traje mi almuerzo conmigo—¡los insectos que he encontrado no llenarían a un carbonero, ni mencionar a mí! Cazar insectos ha sido mucho más difícil que yo anticipaba. Si se me reencarnara como un ave, no apostaría a que sobreviviera. De los 227 especies de orugas que estos cerezos silvestres podrían mantener, esta mañana he encontrado no más de una sola probada de una sola especie. Aparte de las orugas, ha habido una variedad de moscas ágiles y precavidas, algunos áfidos con sabor a tiza y unas hormigas feroces y crujientes. (Realmente no me comí una hormiga hoy, aunque sí lo he hecho en el pasado. Las hormigas saben maso. Me gustan más que los áfidos, y tienen un matiz interesante de ácido.)
Hasta ahora, la búsqueda de hoy ha sido un poco decepcionante. Pero cabe notar que las aves tampoco han tratado los cerezos con mucho entusiasmo esta mañana. Parece que la cima de la migración primaveral ya ha pasado—o tal vez sólo estemos en un periodo bajo. Hace tres días, Carmen Winslow y Pat Grantham contaron 22 pirangas capucha roja aquí, pero hoy hay sólo unos cuantos. En los cerezos mismos, hasta ahora he visto solamente un carbonero cabecinegro y un chipe amarillo (Setophaga petechia) forrajeando. Pero ¿son los insectos escasos hoy también? O sólo es que la mayoría de las aves migratorias ya han seguido adelante, dejando unos rezagados junto con las aves que se quedan acá para anidar?
Una táctica diferente
Obviamente mi visión inferior no está proveyendo las respuestas a mis preguntas. Así que ya voy a usar unas herramientas diferentes. En vez de buscar con mis ojos, voy a batir el follaje de los cerezos silvestres con mi red entomológica. Voy a usar un aspirador para trasladar lo que atrapo a un vial. Luego voy a poner el vial en una hielera llena de hielo. Una vez que los insectos enfriados dejen de moverse, voy a poder tomarles fotos y verlos de cerca. Después de un rato van a calentarse otra vez e irse volando.
Así paso poco menos de una hora más batiendo el follaje de los cerezos con mi red y entonces transfiero a los insectos a la hielera. Mientras estoy esperando a que se enfríen, traigo una lona de mi carro. La extiendo bajo los cerezos y entonces agito el dosel. ¿Así voy a poder hallar orugas que no encontré con la red entomológica?
Mi experimento breve con la lona resulta mediocre. Sí encuentro unas arañas nuevas, y una oruga de la familia Geometridae que se dobla cada vez que se mueve. Aparte de esos, la lona no me consigue nada.
Ya los viales de insectos que atrapé con la red se han enfriado suficientemente. Es hora de ver qué tenemos y entonces soltarlos. Había querido clasificarlos en especies aparentes y contar cada una, pero eso resulta ser más que puedo razonablemente lograr. Los insectos están despertándose y corriendo, y sólo estoy apurándome para tomar tantas fotos que pueda.
La mayoría de estos insectos son minúsculos; parece que antes yo estaba buscando criaturas demasiado grandes. Sería fácil ignorar estas criaturas pequeñas en una búsqueda visual—pero tal vez un carbonero experimentado las vería.
La diversidad que ya estoy viendo es emocionante. Hay pequeñas avispas de verde claro que estarían invisibles contra la hoja de un cerezo silvestre. Hay medianas avispas negras. Veo otra avispa naranja. Hay varios tipos de abejas. También hay un gorgojo naranja con un hocico magnífico. Un escarabajo negro compacto. Con mi lente macro veo algunas moscas diminutas con patrones intrincados. Sólo en esta muestra pequeña hay docenas de especies.
¿Suficiente para el almuerzo?

Es increíble ver tanta complejidad en un solo parche de cerezos silvestres. Pero a pesar de la diversidad, la biomasa de estos insectos parece ser mínima. ¿Es por eso que estoy viendo tan pocas aves hoy?
Termino esta insecteada con más preguntas que respuestas. ¿Es “normal” tener tan poca biomasa de insectos en este parche durante esta temporada? Sólo encontré dos especies de orugas hoy—¿dónde están las otras 225? ¿Puede que los insectos sean tan escasos porque las aves migratorias ya han comido casi todos?
¿Qué tan frecuentemente aterrizan las aves en un parche prometedor de arbustos y encuentran condiciones así, con muy pocos insectos? ¿Tienen un método confiable de encontrar parches más productivos?
Pienso que el próximo paso de esta investigación sería batir estos cerezos silvestres un día cuando estén rebosando de aves cantoras. Cuando docenas de chipes y pirangas estén forrajeando aquí, podríamos anticipar encontrar mucho más biomasa de insectos. ¿Pero de hecho encontraríamos más insectos, o sólo es que las aves me superan tanto en poder cazar insectos? ¿Encontraríamos más diversidad, también?
Espero volver a considerar estas preguntas la primavera que viene, un día cuando una gran cantidad de aves migratorias esté presente acá. Mientras tanto, ¿tienes un parche de cerezos silvestres u otro arbusto nativo donde vives? ¿Estás viendo orugas ahí esta primavera?
¡Me encantaría escuchar tus observaciones y pensamientos! Si tienes algo para añadir, por favor deja un comentario abajo.
Lee más
Heinrich, Bernd & Collins, Scott. (1983). Caterpillar leaf damage, and the game of hide-and-seek with birds. Ecology 64(3):592-602. https://www.researchgate.net/publication/271684947_Caterpillar_Leaf_Damage_and_the_Game_of_Hide-and-Seek_with_Birds