
4 de octubre de 2022

“Este lugar es como una fábrica de patos frisos,” dice Mark Mariano. Hoy me he reunido con Mark, un ecólogo basado en la ciudad de Butte que trabaja para Rampart Solutions y es cofundador de la nueva organización sin fines de lucro Montana Wetlands and Waterfowl, para contar patos en el Lago Helena, en el parte oeste central de Montana, EE.UU. Aquí, pocas millas lejos de la capital de Montana, números impresionantes de aves acuáticas hacen escala en este lago poco profundo, y en los humedales extensos que lo rodean, durante la migración otoñal. Y desde 2020, Mark viene acá una vez cada semana durante el otoño, contando los patos y observando esta etapa en su migración.
El trabajo de Mark aquí se vincula a una colaboración robusta entre biólogos y la industria. La colaboración se centra en el enorme hoyo tóxico de Butte, el Berkeley Pit, y un esfuerzo bastante exitoso para evitar las muertes de aves acuáticas ahí. Los conteos de Mark en el Lago Helena son parte de un proyecto regional de monitoreo de aves. La meta es mantenerle bien informado al equipo del Berkeley Pit sobre la migración otoñal de aves acuáticas. El equipo, sabiendo cuáles aves probablemente van a llegar, está preparado para ahuyentarlas desde las aguas nocivas del Berkeley Pit.
Desde hace dos años que Mark hace conteos semanales de la migración otoñal de patos en el Lago Helena. Todos estos conteos le han dado una riqueza de conocimiento local sobre las aves acuáticas y sus movimientos a través de las estaciones. Hoy, tengo la oportunidad de aprender de Mark sobre nuestros patos locales. ¿Qué significa el Lago Helena para las aves acuáticas?
Los patos frisos en el Lago Helena

Mark sigue contándome de los patos frisos (Mareca strepera) mientras revisa la bahía occidental del lago con su telescopio. Los patos frisos—patos sutiles vestidos en carboncillo, negro y marrón claro que tienen una semejanza a los bien conocidos patos de collar (Anas platyrhynchos)—vienen al Lago Helena en la primavera. Se aparean y las hembras ponen huevos. Sus nidos tienen la forma de un cuenco en el suelo y se ubican entre vegetación densa cerca del agua. Los machos se van pronto, formando grupos de solteros que pasan el verano en otra parte. Al llegar al comienzo de agosto, los patitos se han emplumado. Cientos de estos jóvenes se unen a las bandadas en el lago.
Ahora, los machos han regresado al Lago Helena, también. Podemos esperar que habrá patos frisos aquí por el resto del otoño, hasta que el lago se congele.
Las gallaretas americanas y sus compañeros

Las gallaretas americanas (Fulica americana) son las aves acuáticas más abundantes hoy. Sólo en la parte oeste del lago, contamos 1.900 de ellas, una gran agrupación de aves de color gris tormentoso. Unos patos frisos y patos chalcuán (Mareca americana) se mezclan con la agrupación. Las gallaretas, con sus llamativos picos blancos, tienen cierta semejanza a los patos. Pero realmente son rálidos (de la familia Rallidae), no patos. Sin embargo, como varios patos que forrajean en la superficie—por ejemplo los patos frisos y chalcuán—las gallaretas se alimentan bastante de vegetación acuática.

“Son muy importantes para los patos porque bucean,” Mark me dice. Los patos frisos y chalcuán sólo forrajean cerca de la superficie del agua. Incapaces de bucear, estos patos sumergen la cabeza, apuntando la cola hacia el cielo, para alimentarse de plantas en los bajos del lago. Pero Mark me cuenta que es muy común ver los patos chalcuán y frisos mezclando con bandadas de gallaretas americanas. Ahí, esperan hasta que las gallaretas, con su capacidad de bucear profundamente, vuelven a la superficie. Entonces intentan robarles el alimento.
Hace dos semanas que Mark contó unos abrumadores 17.000 gallaretas americanas aquí. Esta magnitud de cambio en un par de semanas—desde 17.000 hasta sólo unos pocos miles—nos deja claro que las gallaretas están migrando ahora. Se detienen para forrajear en el Lago Helena, y entonces siguen migrando hacia el sur.
El Lago Helena por bote

Ahora Mark ha acabado de contar las aves acuáticas en esta bahía occidental del lago. Es hora de empezar la segunda fase del conteo. Vamos a botar su bote y navegar alrededor del lago entero en un círculo, tratando de hacer un conteo completo de todos los patos que no hemos podido ver desde la orilla.
Tan pronto como zarpamos, empezamos a hacer un círculo en sentido horario por el lago. “Contando desde el bote es tan efectivo y fácil,” Mark me dice. Por revisar el lago entero y observar los humedales a los lados, logra obtener un conteo mucho más completo de las aves acuáticas que lo que obtendría si sólo observara desde la orilla.
Inicialmente, Mark hacía conteos primaverales también. Y sus observaciones primaverales revelaron algo interesante. Aprendió que algunas bandadas bastante grandes de gansos blancos (Anser caerulescens) hacían escala en los estanques inaccesibles al lado sur del lago. Era como “un pequeño Lago Freezout,” me dijo—haciendo referencia a ese lago famoso de Montana donde cientos de miles de gansos blancos hacen escala durante la primavera. Y dado que estos estanques al lado sur del Lago Helena son casi imposibles de acceder sin bote, los pajareros locales generalmente no eran conscientes de este “pequeño Freezout” hasta que Mark empezó sus conteos.

Bisbitas, gavilanes rastreros y patos buceadores

Hoy, no encontramos ningunos gansos blancos. Anticipamos que vayan a empezar a verse aquí tarde en octubre o temprano en noviembre, cuando las primeras tormentas invernales empiecen a alcanzar las áreas en Alberta, Canadá donde la mayoría se concentran antes de volar hacia el sur.
Hoy el lado sureste del Lago Helena está callado. De vez en cuando podemos escuchar el llamado—“chip” —de un chipe rabadilla amarilla (Setophaga coronata) desde los sauces (Salix exigua) de color anaranjado ardiente. Bandadas pequeñas de bisbitas americanas (Anthus rubescens) se echan a volar desde la orilla con sus vocalizaciones eléctricas “sip-it”. El agua burbujea suavemente bajo la proa del bote.

Unos gavilanes rastreros (Circus hudsonius) están dando vueltas sobre los humedales al sur de nosotros. Avistamos una agrupación grande de patos en medio del lago. Están congregados cerca de un límite visible donde el agua suave de la mañana está cediendo a una superficie de olas agitadas por el viento. Mark mantiene su ojo pegado al telescopio. Controla el rumbo del bote con un pequeño motor de pesca, así cambiando la perspectiva del telescopio para examinar toda la agrupación. Los patos en medio del lago son mayoritariamente especies de patos buceadores. Vemos patos cabeza roja (Aythya americana), patos pico anillado (Aythya collaris) y patos tepalcate (Oxyura jamaicensis).
De repente veo un águila cabeza blanca (Haliaeetus leucocephalus) planeando lánguidamente al oeste sobre el lago. Mark se apresura a contar los patos mientras el depredador se acerca. Pronto, como anticipábamos, los patos saltan del agua y vuelan. Bandada tras bandada huyen hacia el oeste como si fueran un solo animal, impulsado por la fuerza repelente del vuelo del depredador. El águila sigue adelante y desaparece en la distancia. Los patos aterrizan en nuevas posiciones. Pero ahora podemos ver muchos más patos cabeza roja que antes.
El Lago Helena y sus humedales

“Están apareciendo de la nada—aún siguen llegando,” exclama Mark.
Las bandadas de patos cabeza roja empezaron a verse aquí hace dos semanas, cuando el lago estaba lleno de gallaretas americanas como sardina en lata. Con todos los patos cabeza roja que estamos viendo hoy, Mark está sorprendido que no hayamos visto ningunos patos coacoxtle (Aythya valisineria). Estos grandes patos buceadores a menudo se mezclan con las agrupaciones de patos cabeza roja aquí. Pero puede ser todavía un poco temprano en el otoño para su llegada.

Revisamos las balsas al lado sur del lago, que están rodeadas por humedales extensos y bonitos de espadañas y juncos.
“Más patos frisos—¡sorpresa!” dice Mark. Aquí también vemos nuestros primeros patos de collar del día. Grupos pequeños de ellos están volando de estas aguas protegidas, pasando oblicuamente sobre nosotros.
Al sur, en la distancia, podemos ver una nube masiva compuesta de gaviotas que están dando vueltas. Es un enjambre de manchitas lejanas sobre el valle, apenas visibles sin binoculares. Presuntamente están forrajeando, habiendo encontrado una concentración de insectos o arañas voladores. En el lago mismo, más de cien gaviotas de Franklin (Leucophaeus pipixcan) están activas. Se mecen en la superficie y luego se van volando, aleteando hacia el este sobre nosotros en hilos desordenados.

Cerrando el círculo

Ya acabamos de pasar por la bahía occidental, donde esta mañana contamos las gallaretas americanas y patos frisos desde la orilla. Nuestro círculo alrededor del lago está llegando a su fin. En una pastura al norte, vemos unos grupos pequeños de gansos canadienses mayores (Branta canadensis). Los revisamos cuidadosamente, buscando cualquier cosa diferente. Durante las semanas recientes, Mark ha visto un inesperadamente temprano ganso blanco con los gansos canadienses. Fue una sorpresa, un ganso blanco bien adelantado a la migración general de la especie. Pero hoy sólo logramos ver gansos canadienses: parece que el ganso blanco ya ha continuado hacia adelante.
Mark navega de vuelta al punto donde botamos el bote. Otro conteo de los patos del Lago Helena se ha cumplido. Hoy hemos conocido una gota en el río otoñal que es la migración de las aves acuáticas. Realmente es más que un río: es una marea que se desliza por el continente entero, inexorablemente hacia el sur, millones de patos y gallaretas que están evacuando los humedales boreales ante el acercamiento del invierno. El Lago Helena es un trozo de este vasto rompecabezas ecológico. Y ya que Mark visita el lago cada semana a través de la migración otoñal, el conteo de hoy tiene el contexto de la entera historia estacional.
Problemas con carpas

El Lago Helena no es perfecto en términos del hábitat para los patos. Masivas carpas comunes europeas (Cyprinus carpio)—una especie invasora de pez—pasan el verano aquí en números grandes, agitando barro mientras buscan alimento en el fondo poco profundo del lago. Mark explica que esta acción previene que las plantas acuáticas crezcan, así reduciendo el alimento que está disponible para los patos y las gallaretas. Las carpas también contribuyen, indirectamente, a las floraciones de algas. Por remover plantas acuáticas, las carpas previenen que estas plantas absorban el influjo de nutrientes que el lago recibe desde el Valle de Helena. En vez de plantas acuáticas, alfombras de algas crecen en respuesta al exceso de nutrientes.
Mark conoce una solución para el problema de las carpas en el Lago Helena. El lago, me dice, es bastante somero. Durante el invierno, las carpas regresan a las aguas profundas del Lago Hauser, aguas abajo, para sobrevivir el tiempo frío. Según Mark, si se instalara una puerta en el dique que represa las aguas del Lago Helena que sólo permitiera que los peces hasta un cierto tamaño pasaran, excluiría la mayoría de las carpas masivas del Lago Helena. Mientras tanto, todos los peces más pequeños todavía podrían moverse libremente. Esta estrategia se ha implementado con éxito en el Delta Marsh del sur de Manitoba, Canadá. Allá, excluir las carpas ha mejorado la calidad del agua y aumentado la cobertura de plantas acuáticas.
Así parece que, por el problema de las carpas del Lago Helena, una solución es posible. Lo que queda por hacer es transformar el concepto en realidad. Pero mientras tanto, a pesar de las carpas, el Lago Helena y sus humedales circundantes son un tesoro biológico dentro del Valle de Helena.
Helena, el valle de los patos

“Helena es muy un valle de patos,” Mark me dice. En efecto, entre el Lago Helena y el Embalse Regulador de Helena, pajareros han registrado un total impresionante de 33 especies de patos, gansos y cisnes en el Valle de Helena.
¿Por qué tanta diversidad?
Se debe al Lago Helena y lugares como esto. Gracias a estos humedales, balsas y aguas abiertas, podemos ver decenas de miles de gallaretas americanas haciendo escala aquí en el otoño. Podemos ver patos frisos y chalcuán tratando de robarles el alimento. Y durante la primavera, podemos buscar grandes bandadas de gansos blancos mientras este lugar se transforme en un “pequeño Lago Freezout.”
Espero que siempre habrá humedales como estos en el Valle de Helena. Y si logramos excluir las carpas, ¿cuántos patos más podríamos mantener aquí?
La traducción de esta historia al español (cumplida en noviembre de 2023) se debe al apoyo generoso de Lynda Saul. ¡Muchísimas gracias, Lynda, por creer en este proyecto y en la importancia de contar historias bilingües!