Para la mayoría de nosotros, los cantos son algo que permea nuestras vidas cada día. Los encontramos en la radio, en conciertos, por anuncios o por servicios de música. Pero cantar es algo que tiene raíces mucho más profundas que la era moderna. Nosotros, como humanos, hemos estado cantando desde que comenzamos a vivir en este mundo—al igual que las aves, los lobos y el viento. Estos seres todavía están cantando también, si tan solo los escucháramos. El Canto de la Tierra, un pódcast que yo ayudé a producir para la serie Voices of the Wild Earth de la organización el Idaho Mythweaver, es una invitación a entrar en este vasto mundo de los cantos en la naturaleza. Por ser una colaboración con una organización y gente angloparlantes, el pódcast lamentablemente sólo está disponible en inglés. Sin embargo, he traducido la transcripción al español, y la puedes leer aquí. También incluyo (arriba) la versión de audio en inglés.
Puedes aprender más sobre el Idaho Mythweaver y donar para apoyar sus obras en mythweaver.org. También puedes encontrar sus pódcasts en Spotify o en Apple Podcasts como Voices of the Wild Earth. ¡Que disfrutes esta historia!
INTRO: Bienvenidos a Voices of the Wild Earth—una serie de pódcasts producida por el Idaho Mythweaver. Soy Jane Fritz.
SHANE SATER: Llego mucho antes de la salida del sol a finales de mayo en esta parte seca del occidente de Montana. Las montañas forman siluetas negras alrededor de mí. Estas tierras tradicionales del pueblo Blackfeet y Salish, visitadas por cientos de generaciones durante la caza de los bisontes, incluso por otras naciones tribales, ya están colonizadas. El valle está arado, el río represado, las colinas minadas. Aun así, el canto continúa.
JANE: He conocido a Shane Sater desde que era un adolescente, viviendo en el noroeste de los Estados Unidos y aprendiendo sobre las aves, las plantas y los insectos. Ya, una década después, él es naturalista, escritor, fotógrafo y pódcaster. Sus obras mezclan la ciencia con el arte para compartir y celebrar el mundo natural alrededor de nosotros. Aquí está su historia sobre el poder del canto.
SHANE: El sol ya empieza a iluminar el horizonte este sobre los perfiles negros de las montañas. La isla del bosque de álamo cerca de mí aún está generalmente silenciosa.
Pero más lejos, cerca del campo de alfalfa, puedo escuchar una golondrina bicolor (Tachycineta bicolor) cantando.
Un mirlo primavera (Turdus migratorius) pía soñolientamente en la oscuridad que parece mantenerse en suspenso—una oscuridad que lleva el olor de las nuevas hojas de los álamos.
¿Qué significa cantar? Es una acción de expresar la vivacidad: la vida y el aliento juntos, dando voz y cadencia y melodía por la siringe de un ave o por nuestras propias gargantas. Hasta el viento es una exhalación, el espíritu de Dios, como se cree en la tradición judeocristiana.
Cantar puede ser muchas cosas: una celebración, un ritual, una expresión de alegría o de angustia. Como las aves, podemos cantar para cortejar o para defender un hogar o un espacio. Por el canto, podemos expresar sanación, gratitud o unidad.
Esta historia, como el cantar mismo, es muchas cosas.
Es una exploración de cómo cantar—este dar vida por el aliento—puede conectarnos, no sólo con otros seres humanos, sino también con las otras criaturas con las que compartimos esta tierra.
Empieza de forma sencilla, con mi propia experiencia del coro de las aves al amanecer—algo que todos pueden escuchar en la naturaleza si se despiertan antes de la salida del sol en mayo o en junio.
Desde ahí, la historia se profundiza, honrando las voces de algunos sabios Nez Perce que comparten sus propios relatos sobre los cantos de nuestros vecinos no humanos. Son experiencias basadas en miles de años de cultura vivida e historias orales desde las planicies de los bisontes en la Montana actual, los bosques de tuya y las praderas del cámas (Camassia quamash) en las Montañas Rocosas, hasta las carreras de los salmones en el Río Snake.
A las cinco menos cinco, el embalse cuesta abajo de mí está reluciendo con el reflejo del cielo antes de la salida del sol. Los mirlos primavera están en pleno canto, y un papamoscas chico (Empidonax minimus) se junta al coro con un esporádico “che-bek.” Oigo uno de los búhos cornudos (Bubo virginianus) residentes dar una sola serie de ululatos, y una vaca distante comienza a mugir.
A las 5:10, el cielo entero se está bañando en un leve pastel de lavanda. Las ondas pequeñas en el embalse están reflejando dorado. Los mirlos primavera aún están formando la mayor parte de la sinfonía matutina de canto, pero los chipes amarillos y los saltaparedes comunes (Troglodytes aedon) también están agregando sus voces. Dos huilotas comunes (Zenaida macroura) están cantando y el sonido extraño de una agachona norteamericana (Gallinago delicata) haciendo una exhibición en pleno vuelo puede oírse en la distancia.
Al amanecer en la primavera, parece que el mundo entero está cantando.
MARI WATTERS: Ahora, pienso en una canción matutina, una canción que los hombres y las mujeres cantan para darle la bienvenida al día, para recibir el día, así como preparamos nuestras vidas para recibir aquella luz que viene a recibirnos cada día.
[MARI CANTA]
JANE: El pueblo Nez Perce tiene canciones específicas para recibir la mañana, según la difunta Mari Watters, quien descendió de Ollikat, el hermano de Chief Joseph, de la banda Wal Wama de los Nez Perce.
Mari también era una narradora tradicional y una educadora cultural. En 1990, ella compartió una canción matutina Nez Perce conmigo.
[MARI SIGUE CANTANDO]
SHANE: Cantos como esto de Mari Watters hablan no sólo de la cultura, sino también de una conversación profunda con la salida del sol, con los ciclos y los seres del mundo natural que nos rodea.
MARI: Las palabras que digo en este canto… De arriba vendrá una luz y de aquella luz, vamos a aprender cómo vivir. Y la otra estrofa que canté era: de arriba vendrá un amor, y aquel amor va a dársenos a todos nosotros.
SHANE: En 1995, cuando Leroy Seth, miembro de la tribu Nez Perce, habló con Jane Fritz sobre los lobos, también habló del papel importante que el canto puede tener en nuestras relaciones con los seres no humanos alrededor de nosotros.
LEROY SETH: Cuando oí aquellos lobos aullando, me recordó del viento. Muchas veces cuando estás en las montañas y el viento está soplando tan fuerte que puede, realmente puedes oírlos. Y puedes imaginar los animales y especialmente los lobos, hasta los coyotes—pienso que todos armonizan juntos. Por eso, o cuando estás entre los árboles y el clima está bastante ventoso, o cuando estás cerca de una catarata, puedes escuchar todos estos sonidos diferentes. Y muchas veces los cantantes indios obtienen sus cantos de estos elementos diferentes. Y eso está muy bien. Así que, para mí, el viento realmente es un aliado o un amigo bueno.
JANE: El difunto Levi Holt había servido en el comité ejecutivo tribal de los Nez Perce y luego se convirtió en el director del programa de los lobos embajadores cuando se decidió llevar los lobos de vuelta a las tierras tribales de los Nez Perce. Levi y yo visitamos este hogar de los lobos Nez Perce más de una vez. Él hablaba de muchas cosas, especialmente del significado y del impacto profundo de los cantos en la naturaleza.
LEVI HOLT: La gente nativa de esta tierra reverenciaba, respetaba y veneraba las montañas, los árboles y los animales. Cada uno tiene su propio espíritu y nos muestra su propia enseñanza. Por eso, mientras caminamos por el bosque, y mientras caminamos lo que yo considero el baile de la vida, entonces comenzamos a entender que cada ser fue creado y que cada uno tiene su propio canto.
Y este canto, así sea el viento soplando por los árboles, nos guía y habla de la vida. Y cuando el lobo aúlla y su pareja y sus amigos aúllan por la noche, sus voces y su hablar de las épocas y los cantos que cantan—para mí tienen, de muchas formas, una enseñanza fuerte—
Uno aprende a entender el sentimiento y la intención de los lobos, para mantener uno al otro.
El hombre se ha olvidado sobre el Lobo, el Oso y el Águila. Las enseñanzas del mundo de los animales se nos han olvidado y esto es algo en lo que sueño, un sueño que sigue volviendo. Es un mensaje que debe ser contado, que debe ser llevado a la gente.
Es un recuerdo de la compasión, el respeto y el compromiso con la creación, que no estamos solos aquí como hombres, como mujeres, como humanidad. Estamos aquí con el mundo animal, con las plantas y con el gran salmón. Y nuestro reto es vivir entre nosotros, pero a la vez perpetuar una vida con la que hemos sido bendecidos y que ha sido dada por el Creador. Mi mensaje y mi deber, como si dijéramos, es llevarle mi canto, mi sueño, a la gente con mi flauta.
LEVI: Yo trabajo con los lobos un día tras otro, y pocas veces se me bendice tanto para oír los grandes aullidos, los grandes cantos de los lobos mientras le llaman al viento y el viento lleva su voz por las montañas y por las copas de los árboles. Me recuerda de un tiempo, tal vez cuando la humanidad no estaba aquí y la voz de los lobos era la única voz que podía oírse. Nuestro desafío hoy es entender qué significan aquellos cantos.
[LEVI CANTA PARA LOS LOBOS]
El Creador ha mandado el mundo animal para recibir a la joven humanidad, para enseñarle respeto, para enseñarle a cuidar de su pueblo, que la humanidad guie a su gente hacia un futuro que se planeó como el Creador ha decidido.
SHANE: El aullido de un lobo, la respiración del viento, los cantos de las aves en los álamos, el girar despacio de nuestro planeta hacia el alba: los cantos de la naturaleza nos pueden tocar e inspirar de muchas maneras.
En su conversación, Jane Fritz y Leroy Seth consideraron otra interpretación del significado del canto, específicamente el aullar de los lobos.
JANE: Mientras escuchaba los aullidos, fue interesante mirar a los niños—todos ellos comenzaron a aullar. ¿Por qué ocurrió eso? ¿Es como un lenguaje en común?
LEROY: Pues el aullar, sabes, muchas veces, si eres una persona india sentándote cerca del tambor o tratando de llamar a un amigo, o si eres de otra raza y estás luchando o cortando madera, lanzando un disco o voceando a un amigo al otro lado de la calle o a lo largo de una ladera o lo que sea, todo eso es relacionado. Y tenemos estos sonidos diferentes para emitir o decir, porque no sólo es bueno para nosotros, sabes, los psicólogos dirían que debemos gritar en voz alta y patear cosas y golpear almohadas o lo que sea para mantener la cordura. Así que, sabes, todo eso converge.
SHANE: ¿Cantan los papamoscas chicos tan solo para cortejar una pareja y defender un espacio? O ¿expresan también la angustia, la tristeza y una conciencia de la hermosura? ¿Vocea un chipe amarillo a su amigo al otro lado de la calle, cantando con frustración?
A las 5:19, estoy comiendo mi desayuno de pan tostado afuera. ¿Cómo podría quedarme dentro de la casa durante una mañana como ésta? Ya hay matices de rosa y morado en las nubes. Un jilguerito canario (Spinus tristis) está dando su pío quejoso y el papamoscas chico está cantando su “che-bek” una vez cada segundo.
Un zanate norteño (Quiscalus quiscula) está gritando ásperamente, y una de las calandrias cejas naranjas (Icterus bullockii) que anidan acá ha comenzado a cantar.
Diez minutos después, es difícil oír cualquier cosa nueva sobre el ruido de tantas aves cantando. Sin embargo, por poner las manos detrás de los oídos, yo logro detectar un chipe corona negra (Cardellina pusilla), su canto acabando un poco más ásperamente que los chipes amarillos que lo acompañan.
Al otro lado de la casa, un maullador gris (Dumetella caroliniensis) está cantando sus frases inconexas. El estornino pinto (Sturnus vulgaris) que tiene su nido en uno de los álamos ha empezado a cantar también. Y entonces, cuesta abajo en el humedal, oigo las grullas grises (Grus canadensis) con sus voces vibrantes. La semana pasada, los vi guiando sus dos crías por el campo de alfalfa.
Mientras el sol se desliza bajo de las montañas al oeste, persistiendo un poco más sobre el distante Río Snake y las praderas del cámas en la comarca de los Nez Perce, puedo escuchar una golondrina bicolor otra vez, cantando del nido caja al lado del campo de alfalfa.
El canto cambia de un lugar a otro y de una estación a otra, pero siempre continúa, este desbordar del aliento vital que nos conecta a todos nosotros.
Los pódcasts de Voices of the Wild Earth son producidos por Jane Fritz y el productor adjunto, Justin Lantrip, para el Idaho Mythweaver. Muchísimas gracias a Jeanette Weaskus, la académica Nez Perce que nos guio en este viaje del canto. Puedes encontrar más sobre el Idaho Mythweaver en mythweaver.org, o en Spotify o Apple Podcasts por Voices of the Wild Earth Podcast.
“Earth Song” fue financiado en parte por una subvención del Idaho Humanities Council, un programa estatal del National Endowment for the Humanities. Financiación adicional vino del Idaho Forest Group y de un patrocinador anónimo.