
Esta historia es la segunda en una serie que se trata de conocer un lugar en la naturaleza con el tiempo y del Lago Helena, un lugar especial para mí en Montana, Estados Unidos. Si no has escuchado la primera parte, puedes empezar ahí… o simplemente ¡empieza aquí en el medio!
Es una noche a finales de junio por un humedal de tules en la región del Rocky Mountain Front de Montana, EU. Hace más de una hora que se puso el sol. Ahora el pálido resplandor crepuscular se ha oscurecido hacia azul sobre la espina dorsal de las montañas. El humedal y el cielo están llenos de los sonidos enfáticos de una docena de agachonas norteamericanas (Gallinago delicata), haciendo un despliegue acústico. Y entonces, desde alguna parte profunda del humedal, volvemos a escuchar otra cosa—aquel extraño sonido, un tragar del aire, ¡guam–CATchan! ¡guam–CATchan!—la llamada distintiva del avetoro norteño (Botaurus lentiginosus).

El avetoro norteño es una garza escurridiza de humedales densos, observado con poca frecuencia en Montana. Ésta es la primera vez que alguien ha registrado a un avetoro en este humedal. Seguimos escuchándole llamar por alrededor de media hora más mientras el último brillo del sol desaparece al horizonte. Lo escuchamos otra vez la siguiente mañana en las horas antes del amanecer, empezando cerca de las 4:20 am y siguiendo por aproximadamente 40 minutos. Se calla antes de que salga el sol, un fantasma con alas escondiéndose en el humedal.
¿Avetoros por el Lago Helena?

Si un avetoro está habitando acá entre estos tules, me pregunto, ¿por qué no por el Lago Helena, 103 kilómetros lejos? Los humedales de tule ahí son aun más extensos. Y así es que cuatro días después vengo llegando al Lago Helena a las cuatro de la mañana para tratar de escuchar avetoros.
Es una mañana fría y calma mientras madejas de neblina ascienden desde el lago. Estoy parado en botas de pescador al borde del humedal, escuchando atentamente. Tengo mis manos detrás de mis orejas para amplificar los sonidos. Puedo oír los cantos claros de las mascaritas comunes (Geothlypis trichas): guichití, guichití guichití. Los saltaparedes pantaneros (Cistothorus palustris) están parloteando estridentemente. Noto el sonido extraño de una agachona norteamericana en la distancia. De vez en cuando, oigo chapoteos y sonidos que no reconozco desde el humedal—pero no hay ningún avetoro.
La luna menguante está alto en el cielo al sureste y las montañas son siluetas negras en la distancia. Ya he escuchado por una hora entera—pero no he escuchado nada de un avetoro. Ya tengo frío. Y si un avetoro hubiera llamado, estoy bastante seguro de que lo habría oído. Luego, investigando más sobre los avetoros, leo que suelen llamar más al inicio de la temporada reproductiva. ¿Puede que sí hay avetoros en este humedal, ya silentes al fin de junio?
Julio por el humedal

Con el misterio del avetoro todavía no resuelto, vuelvo al Lago Helena por kayak una semana y media después, llegando antes del amanecer el 12 de julio. Mientras ando a la deriva a través de la oscuridad matutina, me encuentro con una cacofonía en el humedal. Es un zumbido tremendo que se nota a cientos de metros de distancia. Suena como si los tules fueran albergando un congreso de motosierras miniaturas. Pero mientras me acerco más, lo que encuentro no es lo que pensé, una bandada de tordos sargento (Agelaius phoeniceus) o saltaparedes pantaneros. En efecto, es una bandada inmensa de golondrinas ribereñas (Riparia riparia). Fácilmente hay cien de ellas, o tal vez varias cientas.
Inmediatamente tengo una hipótesis sobre lo que estoy viendo. Los polluelos de una colonia cercana de golondrinas ribereñas han echado plumas, pienso, y la profusión de aves jóvenes ha dejado el barranco de tierra donde pasaron las primeras tres o cuatro semanas de su vida. Mientras forrajean y se preparan para la migración otoñal, el humedal es un lugar de refugio donde pueden pasar la noche.
Golondrinas y chotacabras
El cielo antes del alba tiene matices de gris y rosa por el humo del Incendio de Horse Gulch. Hace unos días que el incendio brotó en las montañas al este; ya ha crecido hasta más de 3000 hectáreas. De repente, a las 5:27 am, la bandada de golondrinas ribereñas sale del humedal sin aviso. Un remolino de golondrinas ruidosas da vueltas sobre mi kayak por un instante. Apenas logro sacar una foto y estimar que hay por lo menos 250 de ellas. Y entonces se van esparciendo sobre el lago.


Mientras sigo adelante, andando despacio por el borde del humedal, pienso en todas las historias de las aves y de los otros animales que utilizan este lugar a través del año. Me pregunto cuántas historias podría haber que ni siquiera me he imaginado. Pienso en una de la que aprendí recientemente. El 19 de junio de 2023, Logan Kahle estuvo por el Lago Helena al atardecer cuando observó una increíble concentración de chotacabras zumbones (Chordeiles minor)—680 de ellos—volando sobre el agua, presuntamente forrajeando.
“Esto fue una estimación mínima, hecha en una sola vista, contándolos de veinte en veinte,” escribió. “He visto varios espectáculos increíbles de los chotacabras zumbones sobre embalses en la Gran Cuenca, pero puede que esto fue lo más increíble.”
Saltaparedes pantaneros y picopandos canelos

Me imagino que Logan no tenía ninguna idea de que fuera a ver un grupo tan enorme de chotacabras sobre el lago aquel atardecer. Ni tampoco salí yo esta mañana con ninguna sospecha de que hubiera cientas de golondrinas posándose en el humedal. A menudo, los momentos más alucinantes en la naturaleza simplemente llegan, inesperados.

Mientras el sol sale bañado en humo, anaranjado sobre las montañas, observo un grupo de tres saltaparedes pantaneros juveniles que están mendigando con llamadas agudas desde el borde del humedal. Todavía tienen penachos de plumas suaves en la cabeza, dejando la impresión de que recién se levantaron y no se peinaron. Uno de sus padres está trabajando duro para atiborrarlos con insectos, cazando invertebrados atentamente sobre el barro al borde de este bosque de tules.
Por el delta del Arroyo Prickly Pear, la verbena (Verbena hastata) está floreciendo, espigas de púrpura real contra el verde del humedal. Una bandada de picopandos canelos (Limosa fedoa) está volando cerca, llamando y dando vueltas a baja altura sobre el arenal. Finalmente aterrizan ahí, playeros del tamaño de una gaviota con picos anaranjados y ligeramente curvados hacia arriba. Meten los picos en el agua poco profunda e inclinan las cabezas hacia arriba, bebiendo.
Una mañana calurosa por el delta

El sol de la mañana ya se ha puesto feroz, su intensidad aumentado por el reflejo del agua. La mayoría de los playeros que están por el delta hoy son especies que anidaron aquí: playeros alzacolita (Actitis macularius), chorlos tildío (Charadrius vociferus) y docenas de falaropos pico largo (Phalaropus tricolor). Una bandada impresionante de 70 avocetas americanas (Recurvirostra americana) vuela por encima pero no aterriza.
Lo que se considera “el verano” sólo empezó hace unas semanas en el calendario humano. Los playeros de mayo que usaron estos arenales en su migración hacia el norte aún son una memoria reciente, pero el mosaico ya está cambiando. Los picopandos canelos—playeros que anidan en Montana pero no este valle urbanizado, hasta donde sé—son una de las primeras pistas que la migración otoñal de los playeros ya está comenzando. Pero no son la única pista.
La migración otoñal de los playeros
Mientras la mañana se pone más calurosa y el rugido del tráfico hace eco por el valle, intercalado con los sonidos de los tordos sargentos y unas especies más, veo que el agua poco profunda del delta está llena de playeros que están forrajeando. Aquí, al lado de una gran bandada de falaropos pico largo, cuento nueve costureros pico largo (Limnodromus scolopaceus) y cuatro playeros occidentales (Calidris mauri).

Respecto a estas dos especies, no hay ninguna duda de que ya están migrando hacia el sur. Las dos anidan aproximadamente 3500 kilómetros al noroeste, donde la tundra húmeda del Ártico limita con el Océano Ártico. Después de una temporada reproductiva condensada, los adultos ya han empezado su migración otoñal. Los juveniles esperarán hasta más tarde—típicamente por otro mes o más—antes de volar hacia el sur también. De alguna manera van a navegar a través del continente hacia sus tierras invernales sin ninguna ayuda de sus padres. Algunos playeros occidentales seguirán en la migración hasta llegar a la costa del Perú y allá pasar el invierno.

Prestando atención a las moscas

Ya he pasado por el delta con sus playeros y el grupo usual de pelícanos blancos americanos (Pelecanus erythrorhynchos). Ahora decido darme tiempo para pausar y notar un poco más de la vida de este lugar. Me doy cuenta de algunas moscas que están zumbando a lo largo de una franja de sauces (Salix exigua) que forma la divisoria entre el lago y una parte del humedal mientras grabo a un rascón cara gris (Rallus limicola). El rascón está dando llamadas cortas e interrumpidas desde el humedal. No tengo ni idea cuáles moscas serían éstas, entre la diversidad increíble de moscas en el mundo. Tampoco trato de capturarlas para observarlas mejor.
Este parche del humedal está dominado por Sparganium, una planta relacionada al tule. Se parece a una extensión de lanzas verdes puntadas hacia el cielo, y sobre las flores del Sparganium noto algunas otras moscas. Éstas son de color bronce con llamativas franjas amarillas en el abdomen, lo que me sugiere que sean una especie de sírfido (moscas de la familia Syrphidae). Se echan a volar antes de que pueda tomar una foto. Pero ya me he dado cuenta de que sólo están aterrizando en las bolas pequeñas y amarillas de las flores masculinas, las cuales están arriba de las bolas más grandes y blancas de las flores femeninas. Sospecho que los sírfidos están alimentándose de polen.
Barrizales en miniatura

Ya está haciendo bastante calor y casi estoy listo para volver. Pero primero remo adelante un poquito más y me detengo para tomar fotos de la verbena. Está floreciendo en abundancia aquí al límite entre el lago y el humedal, así como estaba floreciendo también por el delta. Una mariposa virrey (Limenitis archippus), un insecto hermoso que se parece a la mariposa monarca, está perchada en un tallo de verbena. Sus larvas probablemente se alimentaron de los sauces nativos cercanos.
Una segunda mariposa virrey aterriza sobre un barrizal en miniatura cerca de la verbena, flexionando sus alas. Este barrizal pequeño tiene moscas, también, pero no son el tipo que zumban por mi micrófono para añadir sus voces a la grabación de un rascón cara gris. Éstas son más pequeñas y delicadas. Brillan en la luz del sol con tonalidades de cobre y de verde metálico. Sospecho que son algún tipo de mosca de patas largas (la familia Dolichopodidae).
En un lugar especial en la naturaleza tal como el Lago Helena, el deleite de conocer sigue sin fin. Hoy ha sido una bandada enorme de golondrinas ribereñas posándose en el humedal antes del amanecer. Ha sido el caleidoscopio variable de los playeros que usan estos barrizales y arenales al lado de los masivos pelícanos blancos americanos. Y cuando me detuve para mirar más minuciosamente, vi algo similar en miniatura: una mariposa virrey posándose al lado de docenas de moscas de patas largas en un barrizal pequeño, como los insectos homólogos a los pelícanos y playeros.


Viendo golondrinas ribereñas, imaginando avetoros

Me voy sintiéndome agradecido por este hábitat que mantiene a tantos seres vivos, desde moscas de patas largas y el Sparganium hasta golondrinas ribereñas y—de vez en cuando—una concentración increíble de chotacabras zumbones forrajeando sobre el lago. Me pregunto qué el Lago Helena me va a enseñar la próxima vez. Y sigo imaginando avetoros norteños en el humedal. A lo mejor, si vuelvo una noche al comienzo del verano que viene, más temprano en la estación reproductiva, voy a encontrarlos cantando aquí.
En Montana, la organización Montana Audubon coordina el programa de Áreas Importantes para las Aves, que incluye al Área Importante para Aves del Lago Helena. Para leer más sobre este programa y las otras iniciativas de Montana Audubon por la ciencia ciudadana y la conservación, ve a mtaudubon.org. Y si visitas al Lago Helena, ¡considera contribuyendo tus observaciones al proyecto eBird para añadir a nuestro conocimiento colectivo de este lugar!
Leer más
Billerman, S.M., Keeney, B.K., Rodewald, P.G. & Schulenberg, T.S. (editores). (2022). Birds of the World. Ithaca, NY: Cornell Lab of Ornithology. https://birdsoftheworld.org/bow/home
Marks, J.S., Hendricks, P., & Casey, D. (2016). Birds of Montana. Arrington, VA: Buteo Books.
Wilson, H. (2012, 5 de ago). Shorebird migration. Maine Birds. Recuperado de https://web.colby.edu/mainebirds/2012/10/21/shorebird-migration/
