15 de mayo de 2024
Una lluvia ligera cayó durante la noche, y la parte occidental del Lago Helena está envuelta en una neblina gris y suave mientras el sol amanece sobre las Montañas Big Belt. Desde nuestros kayaks, aparece como una bola luminosa filtrada por las nubes. Las voces de las aves están silenciadas. Casi los únicos sonidos, aparte del ruido distante del tráfico en la carretera, son el chapoteo de mi remo y el golpeteo rítmico de la manija en el extremo de mi kayak.
Estoy siguiendo a mi mentor y amigo, el biólogo Grant Hokit, a través de la neblina, remando hacia el delta donde el Arroyo Prickly Pear desemboca en el Lago Helena. Durante esta temporada de la migración primaveral, los arenales y barrizales ahí son un lugar popular para los pájaros playeros. Varios playeros hacen escala aquí rumbo a un verano mucho más al norte, por la tundra del Ártico.
El hábitat por el Lago Helena
Estoy en Helena, Montana, EU este verano, trabajando con Grant para estudiar la ecología de enfermedades en garrapatas y zancudos. Y durante mañanas como ésta, cuando no estamos trabajando, el Lago Helena—uno de los lugares más cercanos para observar una gran diversidad de aves y otros animales—nos atrae como un imán. El lago poco profundo, que mide 4.4 km de un extremo al otro, está rodeado en dos lados por estanques más pequeños y humedales extensos de tules (Typha latifolia) y cárices (Carex spp.).
Y donde el Arroyo Prickly Pear desemboca en el lago, no sólo es un buen hábitat para playeros migratorios. También crece una franja amplia de sauces nativos (Salix amygdaloides) con un sotobosque de rosas (Rosa woodsii), grosellas (Ribes aureum) y más sauces arbustivos (Salix spp.)—o sea, un excelente hábitat ribereño para un montón de animales, desde chipes amarillos (Setophaga petechia) hasta venados cola blanca (Odocoileus virginianus).
Visitando un lugar especial
Para mí como naturalista, una de mis cosas favoritas en la vida es pasar tiempo en hábitats increíbles para la vida silvestre, como el Lago Helena y sus humedales circundantes. En cualquier parte del mundo donde yo esté viviendo, intento conocer a un lugar así, un lugar en la naturaleza que esté lo más cerca posible a mi domicilio. Cuando lo visito, traigo un refrigerio, ropa para cualquier cambio del clima y mucha agua. Vengo con la intención de estar por unas horas o más. A veces me siento tan contento aquí que termino pasando todo el día.
Me gusta ir despacio. A menudo, sentar en silencio—o ir a la deriva en un kayak—es una manera increíble de acercarnos a las aves y a los otros animales y aprender de sus vidas sin molestarlos. Y después de empezar a conocer a un lugar como éste, me encanta regresar tan frecuentemente como pueda, conociendo cómo sus humores y patrones cambian por los días y por las temporadas del año. Es algo que me da un sentido de pertenecer a la tierra. Me da esperanza ver la resistencia y la diversidad de la vida. También me da un deseo fuerte de proteger y cuidar a estas áreas especiales.
Contando historias del Lago Helena
El Lago Helena, si lo visito en mayo por kayak, es uno de los lugares que parece casi gritarme para contar historias sobre él. Así fue cuando lo visité la primavera pasada, el 16 de mayo de 2023, también durante una mañana neblinosa. Anduve despacio por la neblina fría, cuidadosamente para no molestar a un grupo de cisnes trompeteros (Cygnus buccinator) que nadaban cerca del borde del humedal, conversando entre sí en voz baja.
Y ahora, un año después, el humedal y el lago parecen estarme llamando otra vez para compartir sus historias. Este retrato, de mi mañana en el Lago Helena el 15 de mayo de 2024, será el primero de unos cuantos. Mientras yo vuelve a visitar este lugar durante este verano, voy a preparar una serie de historias siguiendo el progreso de las estaciones acá. Y sin importar si el Lago Helena está cerca de ti o si está lejos, espero que estos retratos de vayan a inspirar. Mientras leas o escuches, te animo a pensar en tus propios lugares especiales en la naturaleza—o si no tienes un lugar así en tu vida, a lo mejor puedes buscarlo. ¿Qué similitudes hay entre tu lugar especial y el Lago Helena? ¿Qué es diferente?
Los sonidos del humedal
He dejado de remar por un tiempo, y escucho mientras mi kayak sigue a la deriva. Sobre el murmullo del tráfico distante, la música del humedal al oeste me alcanza a través de velos de neblina. Puedo oír los trinos estridentes y mecánicos de los saltaparedes pantaneros (Cistothorus palustris). Una polluela sora (Porzana carolina)—un ave pequeña y sigilosa de los tules—repite su nombre una y otra vez: ¿So–rá? ¿So–rá?
Puedo escuchar el canto conca–riiii de los tordos sargentos (Agelaius phoeniceus) y varias otras voces familiares en la distancia. Las grullas grises (Antigone canadensis) empiezan a dar sus llamadas lindas y graves. Me pregunto si están cerca del nido que encontramos hace unos días, una plataforma camuflada de tules al borde del agua.
Pelícanos blancos americanos y avocetas americanas
Una bandada de pelícanos blancos americanos (Pelecanus erythrorhynchos) aparece adelante de nosotros a través de la niebla, mostrándonos la ubicación del arenal principal del delta. Conforme nos acercamos, casi dejamos de remar y cambiamos nuestro rumbo para mantener la distancia y pasar por los pelícanos, respetando su espacio. Con el tiempo vamos a acercarnos más a una parte del arenal, pero vamos a hacerlo poco a poco, tranquilos, atentos al comportamiento de las aves. Así vamos a poder observar los playeros forrajeando sólo unos metros de nuestros kayaks, sin preocupación. Los pelícanos siempre requieren más espacio, pero ellos también van a permitirnos acercarnos hasta cierto punto. Como siempre con la observación de la vida silvestre, nuestra primera prioridad es respetar a los animales y minimizar cualquier molestia a ellos.
Los sonidos del humedal se escuchan más fuertes ya, y una avoceta americana (Recurvirostra americana) está llamando, un ¡pik! ¡pik! ¡pik! insistente mientras ella vadea por el agua poco profunda cerca del arenal. La avoceta está cazando a tientas, arrastrando el pico por el agua para buscar invertebrados. Las avocetas americanas se han observado por todo el verano por este lago y aparentemente anidan acá, aunque registros definitivos de anidación en este sitio son escasos.
Playeros en el arenal
La niebla se ha levantado, retrocediendo al sur donde un banco denso de nubes todavía está cubriendo las áreas aguas arriba por el Arroyo Prickly Pear. Una manada de gaviotas pico anillado vuela sobre nosotros, llamando fuertemente. De vez en cuando seguimos escuchando la avoceta americana. Y ahora un chorlo gris (Pluvialis squatarola) empieza a llamar, un ¿piuiii? claro e insistente que sigue repitiéndose. El chorlo, un ave hermosa en su plumaje reproductivo de negro y blanco, es uno de aquellos playeros que están rumbo al Ártico. Allá va a anidar en un paisaje intensamente estacional que nunca he visitado, esparcido con sauces diminutos y brezos.
Ya hemos llegado al borde del arenal, todavía dando mucho espacio a los pelícanos. Un grupo de playeros diminutos (Calidris minutilla) se ha acercado a nosotros y está forrajeando dentro de unos metros de nuestros kayaks. De vez en cuando parlotean con exuberancia mientras agarran invertebrados de la arena. Como el chorlo gris—que sigue silbando en el fondo—los playeros diminutos son migrantes rumbo al norte. Van a anidar a través de una amplia variedad de praderas boreales y árticas, llenas de brezos y cárices.
De repente el chorlo gris se echa a volar, silbando fuertemente mientras nos pasa volando. Un chorlo semipalmeado (Chardrius semipalmatus)—otro migrante rumbo al norte que estaba forrajeando cerca—sigue al chorlo gris, dando unas llamadas chirriantes.
Desde los barrizales hasta el humedal
Ya hemos estado sentados en silencio por un buen tiempo, observando el arenal y los bajos y barrizales adyacentes. Cuánto tiempo, no sé—¿una hora? ¿Dos? Entre los playeros migrantes que están descansado y forrajeando aquí, encontramos dos playeros zancones (Calidris himantopus), aves grises con patas largas que se alimentan metódicamente en agua tan profunda como pueden alcanzar sus patas. Ésta es la primera vez que alguien ha registrado la presencia de esta especie por el Lago Helena durante la primavera, y estoy emocionado que hayamos podido anotar esta observación. Cada registro de las aves migratorias o de todo tipo de vida silvestre aumenta nuestro conocimiento de este lugar, ayudándonos a entender su importancia y protegerlo.
Después de un rato más, remo adelante hacia el borde del humedal. El hábitat aquí es increíble—y la oleada de canto que ahora me rodea lo refleja. Estanques poco profundos con tules y cárices se mezclan con bosquecillos densos de sauces. Puedo reconocer las voces individuales en el coro de las aves: saltapared pantanero, rascón cara gris (Rallus limicola), agachona norteamericana (Gallinago delicata), tordo cabeza café (Molothrus ater), mascarita común (Geothlypis trichas), tordo sargento, chipe amarillo (Setophaga petechia), ganso canadiense mayor (Branta canadensis) y huilota común (Zenaida macroura).
Saltaparedes pantaneros y polluelas soras
Pero la voz más aparente es la del saltapared pantanero, cantando sus trinos mecánicos y disonantes que sólo saltaparedes pantaneros machos cantan. Hace dos días que observé otro macho recolectando la pelusa del tule y cargándola hacia su nido en forma de pelota, tejida entre los tallos de tule del año pasado. Mientras los playeros están haciendo escala aquí rumbo al corto verano ártico, muchas de las aves reproductivas del humedal ya están más adelantadas en su ciclo estacional.
Desde un parche denso de tules al lado del agua abierta, una polluela sora empieza a llamar otra vez, muy cerca de mí. ¿So–ra? ¿So–ra? llena mis oídos, esta voz típica del humedal del Lago Helena. Más en la distancia un rascón cara gris, otra ave reservada del humedal, está dando sus llamadas gidic, gidic, gidic.
El Lago Helena: un lugar importante para aves
El Lago Helena está calificado como un Área Importante Para Aves por BirdLife International: un sitio reconocido por su importancia por la conservación de aves. Hoy, al estar aquí, esta calificación no es ninguna sorpresa. Mientras remos de vuelta y pasamos por el delta, una brisa suave ha empezado desde el este, empujando olas pequeñas que se estrellan contra el arenal. Los pelícanos todavía están ahí, perchados junto con cuatro especies de gaviotas y un grupo mezclado de charranes de Forster (Sterna forsteri) y charranes comunes (Sterna hirundo).
Hemos pasado casi seis horas aquí esta mañana, y sería fácil quedarnos más tiempo aún. Pero todavía hay trabajo de oficina por hacer, y el viento nos está sugiriendo que pudiera ser la hora de irnos. Pero mientras me siente en la oficina, escribiendo y editando este retrato, sé que el Lago Helena sigue aquí. Sé que voy a regresar a visitarlo una y otra vez. Y cada vez que lo visito, me va a recordar de qué tan abundante puede ser la vida y me va a enseñar algo nuevo. Y espero que, por cualquier parte del mundo que estés, haya un lugar especial cerca de ti también.
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Montana Audubon. 2017. Lake Helena IBA [Área importante para las aves]. Recuperado de https://mtaudubon.org/wp-content/uploads/2018/01/Lake-Helena-IBA_factsheet_2017.pdf
El Lago Helena y sus patos increíbles: una historia de Wild With Nature con el ecólogo Mark Mariano. https://wildwithnature.com/2022/10/27/lago-helena-patos/
Excelente, me trasladé el lago HElena y estuve en tu cayac…. Me eletransporté a tu región. Gracias Shane.
Hola Leo! Me da mucho gusto leer tu comentario, qué bueno que la historia te transportó así!!! Saludos amigo