

9 de julio de 2025, el Arroyo Highwood, Condado de Chouteau, Montana, EU. Lo escucho inmediatamente al bajar del carro, ese cucucú resonante que he estado buscando por todas partes de Montana este verano. ¡Un cuclillo pico negro (Coccyzus erythropthalmus)! Mis manos están temblando y mi corazón está latiendo fuerte mientras empiezo a grabar con mi teléfono, en caso de que el cuclillo pronto se calle. Con prisa saco mi grabadora parabólica del carro y la enciendo. Malgasto unos segundos preciosos debatiendo si usar los audífonos. Me pongo un solo audífono, apunto la parábola y empiezo a grabar. El cuclillo sigue cantando.
Las frambuesas silvestres (Rubus idaeus) están maduras por el Arroyo Highwood y la hierba de los incendios (Chamerion angustifolium) está floreciendo. El cuclillo está cantando desde un parche de álamos entre el arroyo, una carretera de gravillas y la entrada a una casa. Me acerco un poco más por la carretera. Dejo de escuchar el canto. Un ave con la cola larga y el vientre muy blanco planea sobre la entrada y desaparece en una mata densa de cerezos silvestres (Prunus virginiana).
Por algún lado del bosque

El cuclillo vuelve a cantar desde los cerezos, cucucú, cucucú, un canto rítmico y relajante. Después de unos minutos más lo vuelvo a escuchar desde más lejos, aguas abajo. Aparentemente se fue de los cerezos sin que yo me diera cuenta.
Entonces se calla. Espero 15 minutos. Nada. Sólo el canto de un picogordo tigrillo (Pheucticus melanocephalus) llena los álamos. Pero el cuclillo está ahí, en algún lugar, una sombra silente entre los arbustos. El recuerdo de su voz resuena en mi cuerpo: un misterio. Una remembranza. Una llamada a entender. Más está pasando en este bosque cambiable de lo que tenemos la capacidad de entender.
Fue la música que trajo a Anna Kurtin a los cuclillos—la música y una curiosidad sobre los animales sigilosos. Después de una juventud cerca de Austin, Texas y una licenciatura en biología en la Universidad de Texas en Austin, empezó a trabajar para el Servicio Nacional de Parques en Arizona. Allá estudió a los murciélagos y al búho moteado (Strix occidentalis). El desafío de encontrar a estos animales escurridizos y el amor por la música de su juventud—cuando tocaba la percusión—se juntaron para inspirarla a profundizar más en los métodos acústicos de monitorear a animales misteriosos. Y en 2022 este interés la llevó a la Universidad de Montana, donde un equipo de biólogos y conservacionistas ya había empezado a unirse para estudiar a los cuclillos pico negro y estaba buscando a un estudiante de posgrado.
El silencio de julio

En Montana hay un tiempo largo durante la noche de julio cuando el bosque de álamo queda en silencio. Nadie canta; sólo el leve borboteo del agua interrumpe la calma. Quizás un búho cornudo (Bubo virginianus) joven chilla de vez en cuando. Y entre el silencio, si tienes mucha suerte, puede que escuches el croar que da el cuclillo pico negro mientras pasa volando por arriba. En algunas partes de la distribución reproductiva, se han escuchado hasta seis cuclillos pasar volando en la noche, haciendo estas llamadas. ¿Por qué lo hacen? Aún no lo sabemos. ¿Están saliendo para forrajear, volando hasta lejos para cazar orugas en la oscuridad? A veces también se escuchan a cuclillos cantando en la noche, ese cucucú distintivo emanando desde las profundidades del bosque.
Si sólo pudiéramos estar en varios lugares a la vez, escuchando noche y día por el sonido de un cuclillo. Tal vez así podríamos empezar a resolver algunas de los misterios de estas aves. Pero sí había una manera de hacerlo, resultó, un aparato conocido como una unidad autónoma de grabación (ARU, por sus siglas en inglés). Una unidad ARU simplemente es un micrófono con una batería y una tarjeta de memoria. Al instalar unidades ARU por los grandes ríos al este de Montana, el equipo de Anna esperaba poder encontrar a más cuclillos.
Buscando a los cuclillos pico negro

En 2022 y 2023, Anna y sus colaboradores—el doctor Erim Gómez y el Laboratorio de Minifauna Carismática de la Universidad de Montana, Anna Noson y el Laboratorio de Ecología Aviaria de la Universidad de Montana, el doctor Andy Boyce y el Centro de Aves Migratorias del Instituto Smithsonian, biólogos del Departamento de Peces, Vida Silvestre y Parques de Montana y biólogos de Montana Audubon—pusieron unidades ARU en una variedad de hábitats a lo largo de los Ríos Missouri, Musselshell y Yellowstone. Estas áreas generales ya se conocían por observaciones y modelos como algunas de las mejores en Montana para los cuclillos pico negro. Pero el equipo quería entender más precisamente dónde estaban los cuclillos, dónde no estaban y por qué.
Programaron cada unidad ARU para grabar sonidos durante cuatro periodos de 30 minutos cada día, dos en la noche y dos en la mañana. (Si hubieran dejado las unidades grabando de modo continuo, rápidamente habrían agotado las baterías y tarjetas de memoria.) Dejaron las unidades instaladas desde principios del verano hasta finales del verano para abarcar la temporada de reproducción del cuclillo pico negro.
38,000 horas

Dos años de la música en cambio constante del bosque de álamo pasaron. Chipes grandes (Icteria virens) cantaron, y calandrias castañas (Icterus spurius). Búhos cornudos ulularon en la noche. Julio llegó con una emergencia de polluelos hambrientos y una inundación de saltaparedes comunes norteños (Troglodytes aedon) bebés dio llamadas ásperas, pidiendo alimento. Los micrófonos pequeños con sus baterías se encendían y se apagaban, grabándolo todo en segmentos de media hora cada uno. En total, ¡ el equipo recolectó más de 38,000 horas de audio! Y en algún lugar entre tantas miles y miles de horas, tal vez, estaban los cantos y las llamadas de vuelo de los cuclillos pico negro.
Ahora llegaron los meses intensivos de trabajo en la computadora. Desarrollando un algoritmo de aprendizaje automático con colaboradores del Laboratorio Kitzes de la Universidad de Pittsburgh para distinguir los sonidos de los cuclillos entre todo lo demás. Escuchando horas incontables de audio para checar el algoritmo. Juntando datos sobre el hábitat que el equipo había recolectado en el campo. Construyendo modelos estadísticos para considerar los factores como el nivel de ruido en el fondo, la densidad de vegetación y la época del año que podrían afectar la probabilidad de detectar a los cuclillos. Más modelos para describir los hábitats donde cantaban los cuclillos e investigar si los mismos factores de hábitat también se correlacionaban con la frecuencia de cantos. Todo el trabajo silencioso, metódico y minucioso de un proyecto de Maestría.
Encontrando los cuclillos pico negro en Montana

Al final, los resultados. Anna y su equipo instalaron unidades ARU en 41 sitios en 2022, de los cuales todos eran sitios donde se habían observado cuclillos en otros años. Documentaron a cuclillos pico negro en 12 de los 41. En 2023 expandieron su proyecto para incluir 107 sitios, incluyendo tanto sitios con registros previos de cuclillos como sitios sin registros previos en varios hábitats dentro de los mismos valles. Ese año, encontraron a cuclillos en 20 de 107 sitios.
En 2022, Anna y su equipo afinaron en qué fechas instalar y recolectar las unidades ARU para capturar toda la temporada reproductiva de los cuclillos. El 2023 les dio esta imagen completa de la temporada—y descubrieron que la actividad vocal varía bastante a través del verano. Los cuclillos pico negro cantaron con más frecuencia en junio y la primera mitad de julio, más durante el día y menos durante la noche. Pero después del 18 de julio, la actividad vocal disminuyó abruptamente. Si 2023 fue un año típico, parecería que la probabilidad de escuchar a un cuclillo en Montana después de mediados de julio se desploma hacia cero.
Modelos del hábitat de los cuclillos

Los modelos de hábitat añadieron más detalle a las ideas previas sobre cómo se vería un hábitat “ideal” para los cuclillos pico negro por los ríos al este de Montana. Para encontrar un lugar que sea bueno para los cuclillos: Busca paisajes por los ríos donde los árboles sean extensos—paisajes, tal vez, donde los álamos (Populus spp.), sauces (Salix spp.) y fresnos (Fraxinus pennsylvanica) se extiendan por kilómetros. Mientras camines a través de este paisaje, busca áreas de cientos de metros de ancho donde haya mucha variación en la altura del dosel, donde se mezclen los árboles viejos y jóvenes.
Busca lugares donde haya arbustos altos como cerezos silvestres debajo de los álamos. Evita lugares donde entren las coníferas o áreas al lado del río con parches de una sola edad de álamos y sauces jóvenes. En su vez, busca áreas con mucha complejidad vertical: donde los árboles viejos y jóvenes se mezclen, formando un dosel más variable. Y quizás, quizás, vayas a escuchar a un cuclillo.
Regresando al Río Marias

6 de julio de 2025. En tres días más voy a poder escuchar al cuclillo pico negro por el Arroyo Highwood, pero aún no tengo ninguna idea de eso. Esta noche he regresado al Río Marias donde busqué a los cuclillos a principios de junio, al área donde Anna Fasoli los escuchó cantar en 2021. Los chotacabras zumbones (Chordeiles minor) dan sus llamadas pin en la oscuridad creciente mientras bajo hacia el río y pongo mi casa de acampar cerca de los álamos. Pero entonces la noche se profundiza en ese silencio de julio. Ningún canto de cuclillo llega a mis oídos, ningún croar de su llamada en vuelo. Ningún cuclillo pico negro me despierta de mis sueños.

Me levanto en la mañana escuchando las llamadas agudas de un grupo familiar de cernícalos americanos (Falco sparverius) mientras el sol ilumina los árboles. Un cuicacoche castaño (Toxostoma rufum) adulto alimenta a su polluelo y luego se pone a cantar por un buen rato. Una inundación de los polluelos de los saltaparedes comunes norteños pide alimento desde los niveles bajos del bosque. El cuicacoche sigue cantando por bastante tiempo—en voz alta—aunque el mes pasado ni siquiera lo escuché. ¿Voy a tener la misma suerte esta vez con el cuclillo? Pero mientras deambulo por este bosque en cambio constante, ni un croar ni un cucucú me alcanza.
Cuando no encontramos a los cuclillos

¿Si yo pudiera convertirme en grabadora y quedarme aquí por semanas o meses, finalmente escucharía a un cuclillo? ¿O es este bosque de álamo extenso como la mayoría de los sitios que Anna investigo en 2022: un lugar que tenía cuclillos en otro año, donde el hábitat parece bueno, pero sin cuclillo ninguno ahora?
Anna señala qué tan variable puede ser la presencia de estas aves de un año a otro, o incluso dentro de un solo verano. Las investigaciones de Claire Johnson y Thomas Benson en Illinois tocan este tema, sugiriendo que los cuclillos pico negro pueden vagar mucho incluso durante una sola temporada reproductiva. Cabe resaltar que por una especie tan escurridiza y con tanta movilidad, incluso dar la respuesta a una pregunta simple como “¿Dónde están los cuclillos?” es increíblemente difícil.
La migración otoñal

No sabemos bien en qué fechas se van los cuclillos pico negro (Coccyzus erythropthalmus) de Montana. A lo largo de la distribución reproductiva los registros se disminuyen marcadamente entre agosto y septiembre. Migrando por la noche, se unen a una marea de aves en movimiento, una ola nocturna rumbo al sur. Pasan casi desapercibidos, guiados por las estrellas. Un maratón invisible a través del cielo oscuro, una llamada de vuelo solitaria sobre la tierra dormida.

A finales de septiembre vienen llegando a algunas partes de Honduras y Nicaragua, donde los tecolotes sapo (Megascops guatemalae) trinan en la madrugada. Siguen avanzando al sur y llegan a Colombia, Ecuador, a la región amazónica de Perú y Bolivia. Y entonces casi desaparecen. Por los tres meses entre diciembre y febrero, todo lo que sabemos de los cuclillos pico negro proviene de unas cuantas docenas de observaciones. Incluso dónde están en esta temporada es un poco misterioso—ni mencionar qué están haciendo, cómo son sus vidas en esta región vasta y biodiversa. Y si es difícil estudiar a un ave tan escurridiza durante junio y julio, pues mucho más en enero, cuando ni siquiera canta.
Los cuclillos pico negro a través de América

Pero aquí también hay personas que se enamoran de los cuclillos y tratan de entenderlos. Durante la pandemia de covid un equipo de investigadores de SELVA, una organización colombiana sin fines de lucro que se dedica a la conservación en el Neotrópico, inició un estudio del cuclillo pico negro. El equipo hizo censos en Ecuador e identificó una región no reproductiva importante en la Provincia El Oro al sur del país. Los investigadores también instalaron radiotransmisores de Motus, una red internacional para estudiar la ecología de la migración, a tres cuclillos en Colombia.
Uno de los tres luego fue detectado en Norteamérica por unas torres de Motus cerca de los Lagos Erie y Ontario. Pero lamentablemente el proyecto dejó de recibir financiación. Aún es muy poco conocida la biología de la especie por esta región; pero el equipo de SELVA está determinado en lograr continuar con esta investigación en el futuro cercano.
Por más que aprendo de los cuclillos pico negro, más me fascinan. Una migración a oscuras; una vida silente y poco entendida en la selva tropical. Un declive de población que todavía no entendemos bien. Un no respirar durante el silencio de una noche de julio entre los álamos de Montana, esperando su voz. Tal vez la escuches, pero es mucho más probable que no. Y entre todo lo que no sabemos, existe una red de personas, desde Montana e Illinois hasta Colombia y Ecuador, que se juntan para tratar de entender a los cuclillos y ayudarlos.
Epílogo
Algo que me llama mucho la atención sobre los cuclillos pico negro es el nivel de colaboración que parecen inspirar. Muchas gracias a Anna Kurtin y a la doctora Camila Gómez por su participación en esta historia, y a sus equipos de investigación por todas sus contribuciones a nuestro conocimiento de esta especie. Para aprender más sobre todos los proyectos de investigación actuales de SELVA y para apoyar su importante trabajo, visita https://www.selva.org.co/.
Agradezco a Harriet Marble por contarme de un posible reporte de un cuclillo pico negro cerca de las Montañas Highwood, que finalmente me permitió observar a uno. Gracias también a Tim Spahr por su permiso para incluir sus grabaciones del canto y la llamada de vuelo del cuclillo en el podcast, y a Ian van Coller, Bo Crees y Peter Dudley por dejarme incluir sus fotos en la historia (una foto de Bo Crees también aparece en la parte arriba de la página).
Leer más

Hughes, J.M. (2020). Black-billed cuckoo (Coccyzus erythropthalmus), versión 1.0. En Birds of the World (A.F. Poole, editor). Cornell Lab of Ornithology, Ithaca, NY, EU. https://birdsoftheworld.org/bow/species/bkbcuc/cur/introduction
Johnson, C.A. (2021). Detection, habitat use, and occupancy dynamics of black-billed cuckoos and yellow-billed cuckoos in Illinois. Tesis de Maestría de Ciencias. Urbana, IL: University of Illinois Urbana-Champaign. https://www.ideals.illinois.edu/items/118405
Johnson, C.A. & Benson, T.J. (2022). Dynamic occupancy models reveal black-billed and yellow-billed cuckoos have high rates of turnover during the breeding season. Ornithological Applications 124(3): duac021. https://doi.org/10.1093/ornithapp/duac021
Kurtin, A.M. (2025). Comparing survey methods and investigating habitat use of black-billed cuckoos (Coccyzus erythropthalmus) in the Northern Great Plains. Tesis de Maestría de Ciencias. Missoula, MT: University of Montana. https://scholarworks.umt.edu/etd/12436/
Marks, J.S., Hendricks, P. & Casey, D. (2016). Birds of Montana. Arrington, VA: Buteo Books.
