
7 de febrero de 2023

Apenas se nota la brisa sobre las pasturas y campos nevados cerca de Drummond, Montana, EE.UU., pero las nubes por encima cuentan otra historia. Sus formas fluidas son una señal de que una corriente fuerte de viento está fluyendo más alto sobre las montañas. Hoy Thomas Kallmeyer y yo estamos contando aguilillas y águilas acá. Igual que la ruta que Stephen Turner maneja cerca de Helena, ésta es parte de un proyecto, coordinado por Jeff Fleischer, que abarca múltiples estados e intenta monitorear las poblaciones invernales de aves rapaces. Pero hoy, nos enfrenta un rompecabezas: ¿por qué hay tan pocas aves rapaces acá?

Claro que el día no ha pasado completamente sin aves. Aunque no encontramos ningunas águilas en los álamos al lado del Río Clark Fork, había un esmerejón (Falco columbarius) posándose encima de una pícea en un vecindario. Unas millas después, Thomas vio un halcón mexicano (Falco mexicanus), una silueta delgada y marrón en un poste distante de electricidad sobre una extensión de pasturas ondulantes y nevadas. Mientras nos acercábamos a las estribaciones al borde del valle, hicimos una pausa para mirar una bandada de escribanos nivales (Plectrophenax nivalis). Ingerían las gravillas de la vía y comían en una pastura entre grumos del estiércol de caballo. A veces despegaban en una ráfaga de blanco y negro.
Así ha pasado el día. Las aves no han estado ausentes por completo – pero tampoco han estado tan abundantes que hubiéramos esperado. De vez en cuando, hemos visto una aguililla ártica (Buteo lagopus) posándose cerca de un campo. Aquí y allí hemos encontrado algunas águilas cabeza blanca (Haliaeetus leucocephalus). Pero por tantos campos amplios que hemos atravesado, la concentración de aves rapaces ha sido muy baja.
Más aguilillas cerca de Helena

“Está sumamente lento,” comento.
“Así está,” responde Thomas. “Y aunque me da pena decirlo, acá a menudo está así.”
Este invierno es el primero en que Thomas ha hecho esta ruta. Así como la ruta que Stephen Turner hace cerca de Helena, se espera hacer observaciones acá una vez cada mes durante el invierno, cada año en adelante.

La longitud de estas dos rutas es aproximadamente comparable. Pero mientras que el área de Helena ha experimentado un gran auge en urbanizaciones durante años recientes, el área de Drummond queda muy abierta. Es un paisaje de pasturas y campos de heno, con una dispersión de casas y un sistema serpenteante de arroyos. A simple vista, el hábitat cerca de Drummond parece mejor para aves rapaces del invierno que el área de Helena.
Pero nuestras observaciones señalan otra cosa. Al llegar al fin del relevamiento, hemos contado sólo 17 águilas cabeza blanca y 12 aguilillas árticas. Había unas especies más, representadas por uno o dos individuos. Encontramos sólo dos aguilillas cola roja (Buteo jamaicensis). Gavilanes rastreros (Circus hudsonius) y cernícalos americanos (Falco sparverius) estuvieron ausentes por completo.
De hecho, los números de águilas cabeza blanca se comparan bien con los de Helena: 17 acá hoy, frente a 12 ahí en enero. Pero todas las demás especies están notablemente más escasas acá – especialmente las aguilillas. En enero, Stephen Turner y yo contamos 48 aguilillas árticas y cola roja en total. Acá hoy, Thomas y yo encontramos sólo 14. Es un contraste sorpresivo.
Una pregunta persistente

Cabe resaltar que hasta este día tan escaso en aves rapaces ha tenido sus momentos especiales. Había la bandada ondeante de escribanos nivales, dando vueltas sobre la pastura. Hemos visto cienes de patos de collar (Anas platyrhynchos) cruzando el cielo y aterrizando entre las vacas. Al revisar un águila distante con el telescopio, nos dimos cuenta de que realmente había tres águilas cabeza blanca adolescentes en una fila, posándose a lo largo de un cable de luz.

En algún momento hallamos un águila real (Aquila chrysaetos), parada en la cuesta sur de una loma, dentro de un valle estrecho donde las pasturas ascendían suavemente hacia las montañas boscosas. Su nuca brilló débilmente en la tarde nublada. Se quedó ahí por minutos, talvez digiriendo un roedor.
No obstante, al fin del día, la pregunta todavía permanece sin solución. ¿Por qué están las aves rapaces tan escasas acá? Observando en una ruta de longitud similar, durante una estación similar, vimos mucho menos de la mitad de las aguilillas que Stephen Turner y yo vimos en el Valle de Helena unas semanas antes. Y así ha sido la experiencia de Thomas constantemente a lo largo de las observaciones de este invierno acá. Pero el hábitat cerca de Drummond parece más intacto que el del Valle de Helena, menos diseccionado por casas y carreteras concurridas.
El lado invisible del hábitat para aves rapaces

“¿Debe tratarse de alimento, no?” dice Thomas.
Cuando consideramos alimento, estamos pensando en los topillos y otros roedores. ¿Puede ser que haya poblaciones menos densas de roedores este invierno cerca de Drummond en comparación con Helena? Y ¿sería que viéramos este patrón echarse en reversa en otro invierno?
O ¿hay otra cosa pasando acá, más allá de lo que podemos ver? Thomas se pregunta si pudiera ser que algunas personas envenenen a los roedores, envenenando a la misma vez a las aguilillas y águilas sin querer.
Éstas son preguntas que ya no podemos contestar. Pero estas diferencias – muchas aves rapaces en el Valle de Helena y menos cerca de Drummond este invierno – destacan la importancia de un programa de observaciones regionales como esto. Nuestras poblaciones invernales de aves rapaces son cualquier cosa menos uniformes. Y si no estuviéramos revisando, no tendríamos ni una sospecha de eso.
Águilas cabeza blanca, aguilillas y la primavera llegando
Lento pero seguro, el invierno está menguando. El sol se hace más fuerte. Pronto, la estación para observaciones invernales de aves rapaces se acabará. Mientras tanto, lo que subyace estas preguntas sobre las poblaciones invernales de aves rapaces, escasas en un área y abundantes en otra, llevará tiempo para entender. Pero al final, por trabajar con cienes de observadores que hacen relevamientos como esto, desde la parte norte de California hasta el occidente de Montana, espero que logremos entender mejor lo que está pasando con nuestras aves rapaces en el invierno.

Hoy vimos un águila cabeza blanca posándose en un nido masivo de palos, montado en un álamo al lado del Arroyo Flint. Para las águilas, la estación de anidar ya está comenzando. Pronto, la primavera va a notarse, cada día un poco más. Los praderos del oeste (Sturnella neglecta) van a regresar y nuestras aguilillas árticas del invierno se irán planeando para el norte, migrando hacia la tundra veraniega. Pero cuando el tiempo frío regrese este otoño, estaremos listos a contar las aguilillas y águilas y seguir mirando mientras el capítulo siguiente en sus historias invernales se revele.
Para aprender sobre oportunidades para hacer relevamientos de aves rapaces cerca de ti durante el invierno que viene, ponte en contacto con Jeff Fleischer, raptorrunner97321@yahoo.com.