

Un silbido simple, ascendiendo al final, fácil de imitar. Es la hora cuando la luz se va, convirtiendo los árboles en siluetas, y el azul se va desapareciendo del Cerro Islá. Un silbido simple que nunca he escuchado, sólo en grabaciones. Los meses de estudiar cristalizan en este instante y voy casi corriendo, el silbido llamándome adelante, pasando la milpa y los nopales, la carambola y el cempasúchil, el campo querido del abuelo Teo, pasando los mangos, entrando en la selva. Los grillos son la voz de la noche inminente, este silbido el misterio del crepúsculo.

El misterio es esto: ¿por qué cada día aquí es diferente? ¿Por qué la tierra nos da tantos chances, tantos guías para aprender? La voz de cada ave nos cuenta su historia, su relación con la tierra viva. El brote de cada planta es un universo en espera—y todos nos esperan; ¿qué vamos a hacer? Aprendemos la magia humilde de la milpa, de miles de generaciones de manos cuidando el maíz y el frijol, la calabaza y el chile, la leña y el abono, el cacao y la guanábana, para que nuestras huellas sean campos de flores y selvas donde el tinamú canelo (Crypturellus cinnamomeus) da su silbido simple al anochecer?
Los fantasmas de las aves

O ¿destripamos la tierra, que la comida venga sólo del supermercado, que venga con los fantasmas de las aves y los escarabajos que vivían donde un solo cultivo a máquina gatea hasta el horizonte?
No es ninguna pregunta retórica. La agricultura mecanizada sigue creciendo a través del planeta, el impulso más fuerte de las pérdidas de biodiversidad (a pesar del cambio climático, otra amenaza en aumento). La agricultura industrial es un sistema enorme y eficiente, difícil de cambiar, tanto para agricultores como para consumidores. Eficiente para despedirnos de las selvas, milpas, insectos, tinamús, eficiente para vendernos sabritas y golosinas, diabetes y cáncer, para perder la milpa y la conexión con la tierra. Pero no es inevitable. Cada milpa, cada cafetal en la sombra de la selva intacta, cada intento hacia una relación sana con la tierra nos abre otra posibilidad.
Prácticas ancestrales

Estas prácticas las tenemos todos en nuestra línea ancestral. Aquí en México, el sistema de la milpa es una de ellas. Por las tierras donde yo nací en las montañas y valles del noroeste de Estados Unidos, son las tradiciones indígenas, cuidando el hábitat para el salmón, la tuya gigante, la camassia y el arándano. Supongo que por alguna parte de mis raíces europeas ha de haber una tradición de cuidar las frutas, porque siempre me han fascinado. Mi mamá tiene recuerdos lindos de cortar frambuesas con su abuelita Jessie como niña.

En mi juventud, yo iba a pizcar arándanos silvestres con mi papá. Antes de que él falleciera, lo llevé a observar las polillas noctuidos polinizando las flores de los cerezos en su huerta, una huerta de árboles frutales viejos sin pesticidas donde los carpinteros nuca roja (Sphyrapicus nuchalis) hacían huecos en los troncos para chupar la savia y los picamaderos norteamericanos (Dryocopus pileatus) visitaban en el otoño para alimentarse de manzanas. Había suficientes para compartir. Deshidratábamos manzanas, ciruelas y cerezas y yo crecí con antojo de esta fruta deshidratada. No me interesaban mucho las golosinas del supermercado, porque la fruta deshidratada de la huerta sabía mucho mejor.
Todas estas tradiciones y muchas más nos ofrecen otro camino adelante, junto con las aves, plantas y hongos—un camino que nos dé comida sana y a los animales les dé el hábitat para prosperar.
El tinamú, el halcón selvático y los tecolotes
El tinamú canelo, que aquí se le conoce como la jolina, sigue cantando. La tierra nos da tantos chances, y la voz de cada ave cuenta su historia. El abuelo Teo me dice que había codornices, pero desaparecieron. Puede que fue por más uso de insecticidas en la zona, dice. Sigo buscando sus cantos en los anocheceres. Quizás un día las vaya a encontrar, como el tinamú canelo que silba ahora desde la selva cerca del Río Sal, esta ave escurridiza de la vegetación densa. Es como una gallina, pero no rasca. Usa su pico para buscar semillas, escarabajos y frutas caídas y anida en el suelo durante la primavera caliente y el verano lluvioso.
Junto con el tinamú, ¿escuchas este grito nasal? Ya se acercó más. Es el halcón selvático de collar (Micrastur semitorquatus), cazador de aves y ardillas, que se esconde en la selva y anida en los huecos de la caoba (Swietenia macrophylla) y otros árboles grandes. Y ya empieza el tecolote sapo (Megascops guatemalae) con su trino nocturno, este tecolote insectívoro que caza chapulines y escarabajos al borde de los cultivos.
El misterio del crepúsculo

En la distancia ulula el búho café (Strix virgata), más grande que el tecolote. También come muchos insectos por la orilla del bosque. Los chotacabras pauraque (Nyctidromus albicollis) han emergido de los arbustos densos donde pasaban el día. Puedo verlos en la oscuridad cada vez más profunda, posándose en la arcilla del camino. Revolotean bajo la creciente de la luna, cazando escarabajos, polillas y otros insectos voladores. A veces escucho sus llamadas líquidas y su canto ¡pajíu!
La pregunta

Las luciérnagas están destellando sobre las sombras de la milpa. Cúmulos de estrellas quedan suspendidos sobre la silueta protectora del Cerro Islá. Hace rato que dejó de silbar el tinamú canelo, pero sé que está ahí, en la hojarasca de la selva. El tecolote sapo sigue cantando.
La tierra nos da tantos chances para aprender; la voz de cada ave nos cuenta su historia. La milpa nos muestra cómo podemos vivir con campos de flores y selvas diversas, y todos nos esperan. ¿Qué vamos a hacer?
Nota: Esta historia sobre las aves nocturnas de la Costa de Oaxaca, México alude a la importancia de la biodiversidad de insectos y la integridad de los ecosistemas para las aves, y para la vida en general. Es un tema que he tocado en otras historias (como las que siguen las referencias por abajo) y que lo voy a seguir desarrollando el próximo mes con una historia desde Montana, EU sobre los tecolotes, las polillas y un proyecto que está documentando la diversidad e importancia de estos insectos voladores. ¡Hasta entonces!
Leer más

Billerman, S.M., B. K. Keeney, P. G. Rodewald y T. S. Schulenberg (editores) (2022). Birds of the World. Cornell Laboratory of Ornithology, Ithaca, NY, EU. https://birdsoftheworld.org/bow/home
Hingtgen, L. (2014, 11 de diciembre). Review: The Third Plate: Field Notes on the Future of Food. Edge Effects. https://edgeeffects.net/third-plate/
Jaureguiberry, P. et al. (2022). The direct drivers of recent global anthropogenic biodiversity loss. Science Advances 8:45. https://www.science.org/doi/10.1126/sciadv.abm9982
Lozada Aranda, M. y A. Ponce Mendoza. (2016). La milpa. Biodiversidad Mexicana. Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad, Cd. de México, México. https://www.biodiversidad.gob.mx/diversidad/sistemas-productivos/milpa
Milne, L. (2023). Losing Ty. Great Plains Quarterly 43:4. https://www.lornamilne.com/losing-ty
Las golondrinas bicolores de Montana: revirtiendo un declive