La naturaleza siempre está alrededor de nosotros, por todas partes. En cualquier lugar que estemos, estamos viviendo en un ecosistema. Puede que sea muy lejos de inmaculado. Puede ser dañado, lleno de especies invasoras, sin mucha diversidad y atiborrado de tráfico. Pero siempre está presente. Y siempre tiene algo para enseñarnos. Fue con esas ideas que empecé a conocer a los estorninos pintos (Sturnus vulgaris) en el jardín de mi mamá.
Mi mamá vive en un barrio viejo en la zona urbana de Missoula, Montana, Estados Unidos. Durante los últimos cinco años, ha plantado árboles frutales y más de 100 especies de plantas nativas alrededor de su casa, tratando de cultivar su propia comida y crear hábitat para una diversidad de insectos, aves y otras criaturas.
El otoño pasado vi las primeras señales de que sus esfuerzos rendían fruto. En septiembre, una bandada de pirangas capucha roja (Piranga ludoviciana) hicieron escala para alimentarse de las uvas del jardín. En octubre, un gran grupo de pinzones mexicanos (Haemorhous mexicanus) y jilgueritos canarios (Spinus tristis) se alimentaban de las semillas de la planta de abejas (Cleome serrulata), una planta anual nativa que ha prosperado en el jardín. Mientras tanto, un gorrión corona blanca (Zonotrichia leucophrys) joven buscaba las semillas caídas de la hierba Grindelia squarrosa al lado de la calle. Fueron las primeras indicaciones robustas que vi que un jardín urbano tan pequeño como éste podría hacer la diferencia para la vida silvestre.
Observando los estorninos
Pero hablemos claro: este jardín aún está joven, y es pequeño. En abril, las aves más evidentes alrededor de la casa de mi mamá son los estorninos pintos. Y así, a pesar de mis prejuicios contra esta especie no nativa, tan común por espacios urbanos a través de los Estados Unidos y Canadá, decido observar los estorninos. ¿Qué pueden enseñarme sobre este ecosistema en la ciudad?
Lo que noto primero, aun antes de tratar de grabarlos con mi micrófono, es su mimetismo vocal. La primera mañana escarchada que empiezo a hacerles caso, mientras estoy caminando entre la casa y mi carro, claramente escucho a uno imitar a un chorlo tildío (Charadrius vociferus) y un carpintero de pechera común (Colaptes auratus). Eso me llama la atención. Las imitaciones son impresionantes. ¿A cuáles aves más pueden imitar estos estorninos?
Esa tarde, no veo los estorninos por ninguna parte. Ya he leído sobre su biología, y me pregunto qué están haciendo. ¿Están incubando los huevos? Ya los he visto entrando la cavidad donde los estorninos han anidado en el pasado, una esquina deteriorada del techo de la casa entre tablas que no caben bien. O ¿están en un parque local esta tarde, forrajeando por invertebrados en la tierra blanda?
La tierra de la primavera
Paso varias horas soleadas excavando en la tierra del jardín, buscando las redes de rizomas de la grama que se llama “quackgrass” (Agropyron repens). Es una planta de Eurasia que suele formar un césped y compite mucho con las plantas nativas. Cada primavera, arrancar montones de esta grama es una gran tarea en este jardín. Mientras arranco el quackgrass, me doy cuenta de la presencia de muchas plántulas de la planta de abejas—los predecesores de las semillas que las aves van a comer este otoño. Un escarabajo negruzco, brillando con destellos de morado, se arrastra por el suelo y desaparece entre los pedazos de madera triturada que sirven de mantillo en el jardín.
A las 6:30 pm, un solo estornino aterriza en un olmo de Siberia (Ulmus pumila) al sureste, por el patio de un vecino al otro lado de la calle. Desde el olmo, el canto vespertino del estornino incluye imitaciones de un chorlo tildío, de gorriones domésticos (Passer domesticus) y del chillido de una aguililla cola roja (Buteo jamaicensis). En la distancia, otro estornino aterriza en el techo de otro vecino y desaparece. ¿Es otro nido? ¿Hay varias parejas que están anidando por el barrio?
A las 6:35 pm, el mismo estornino todavía está en el olmo de Siberia. Pero otro, bien arreglado con plumas de negro iridiscente, está perchado en el techo de la casa de mi mamá. Éste imita el canto de un pradero del oeste (Sturnella neglecta) con destreza. Luego vuela a un cercano fresno americano (Fraxinus pennsylvanica). Por el canto, sospecho que este individuo es un macho. Unos minutos más tarde, vuela a la cavidad en el techo y da episodio breve de su canto.
Imitaciones de los humedales
Durante la próxima media hora, él sigue cantando y noto más imitaciones. ¿Pasó parte del invierno cerca de un humedal? Lo escucho imitando las llamadas del ganso canadiense mayor (Branta canadensis), del pato de collar (Anas platyrhynchos) y de la gallareta americana (Fulica americana). También creo que lo escucho dar la llamada alarmada de una agachona norteamericana (Gallinago delicata). Sus cantos del pradero del oeste son muy convincentes, y maúlla muy bien como un rascador moteado (Pipilo maculatus) también. Además hace una buena imitación del chotacabras zumbón (Chordeiles minor). Los chotacabras zumbones son migrantes de larga distancia que no van a estar llegando aquí hasta finales de mayo. Imitando el chotacabras, ¿el estornino está deseando la llegada del verano?
No he podido confirmar si ya tiene una pareja. Es claro que hay otros estorninos por el vecindario, pero no he visto sus interacciones de cerca. Observo al macho removiendo un pedazo de madera de la cavidad en el techo. Luego, se posa en el techo con una ramita en el pico. Nada de eso revela si tiene pareja. Entre los estorninos, los machos seleccionan y defienden una cavidad de anidación; luego, una hembra escoge a un macho y su cavidad. Hasta entonces, este tipo de esfuerzo casual para construir un nido es esperado. Por lo que veo, este estornino todavía puede estar soltero.
Imitando a los tordos sargentos
El día siguiente amanece escarchado. Llevo un montón de chamarras mientras me siento en el jardín con mi micrófono y mis binoculares. El estornino está cantando otra vez desde el techo de la casa. Esta mañana lo escucho simulando las llamadas “¡clí! de un carpintero de pechera común. Vuelve a imitar el canto de un pradero del oeste, pero esta vez añade el canto de un tordo sargento (Agelaius phoeniceus).
Eso me da la respuesta a una pregunta persistente que he tenido. A menudo en la primavera, he escuchado lo que parecía ser tordos sargentos en este barrio urbano. Me sorprendió escucharlos aquí, fuera de cualquier humedal—su hábitat típico—y me preguntaba si fue el mimetismo de los estorninos. Ya sé con certeza. A menos que realmente vea a un tordo sargento aquí, desde ahora voy a sospechar a los estorninos cuando escuche estos sonidos.
Varios otros estorninos están vocalizando desde perchas más distantes. De vez en cuando veo a uno volando, un dardo con alas puntiagudas atravesando casas y calles. ¿A dónde están yendo para forrajear?
Los gorriones cantores y la conectividad
Un gorrión cantor (Melospiza melodia) empieza a cantar desde el jardín de un vecino, perchándose en un joven olmo de Siberia cerca de un lilo. Me acerco, esperando grabarlo. Pero deja de cantar y vuela bajo para el jardín de mi mamá, pasando por los tallos muertos de varas de oro (Solidago spp.) y plantas de abejas que todavía cuelgan con semillas abundantes. Me imagino que el gorrión está encontrando semillas aquí. Más temprano esta mañana, también vi a dos pinzones mexicanos alimentándose en las plantas de abejas.
Por lo menos por las semillas, me parece que este jardín es una parte importante de la ecología de este barrio. Y el gorrión cantor, como los estorninos, me está mostrando algo obvio pero importante sobre los jardines urbanos: están conectados. La vida silvestre está usando el hábitat en este barrio como una unidad interconectada, no una serie diseccionada de terrenos segmentados por cambios en posesión.
¿Dónde los estorninos están forrajeando?
Mientras sigo pensando en este tema de los recursos alimenticios y la conectividad, decido checar las imágenes satelitales del barrio. Me estoy preguntando dónde los estorninos y los mirlos primavera (Turdus migratorius) pueden estar forrajeando. En esta temporada, me imagino que las dos especies están alimentándose por el suelo, cazando lombrices invasoras y otros invertebrados del césped. Sospecho que están buscando parches más grandes de hábitat donde puedan alimentarse sin preocuparse por los gatos que saltan de los arbustos para emboscarlos. De los parches grandes de césped así, uno de los más cercanos es Montana Rail Link Park, un triángulo un poco aburrido de césped al lado de un ferrocarril abandonado. Pero es algo diferente dentro de este hábitat de casas en cuadrícula y árboles dispersos. Mientras la mañana se calienta, pongo mi equipo en mi mochila y salgo para checar el parque.
A las 10:20 am, cuando llego al parque, me siento desilusionado: no veo ningunas aves. Pero tampoco las he visto forrajeando en los parches más pequeños de césped que pasé para llegar aquí, los cuales supongo implican más peligro de los gatos. Algunos perros están corriendo por el parque sin correa. Me imagino que ellos suponen cierto nivel de riesgo a las aves que cazaran lombrices. Todavía no tengo ninguna idea dónde los estorninos y los mirlos locales están forrajeando, ni a qué horas están buscando alimento activamente. Elucidar estos patrones va a requerir más observaciones.
Encontrando una pareja
Es la misma historia a las 11:00 am cuando llego a Franklin Park, otro gran espacio abierto en el barrio. Aún no he visto ni un solo mirlo ni estornino forrajeando. Pero me alegra ver las nuevas hojas de color cobre de los cerezos silvestres (Prunus virginiana) al lado de la acequia. Hay varios chinches de arce (Boisea trivittata) que están trepando en la hojarasca por abajo.
Cuando regreso a la casa de mi mamá, estoy sorprendido espantar a un mirlo, que se echa a volar desde el jardín. ¿Ha estado forrajeando aquí? Dos estorninos vuelan del área de la cavidad en el techo. Me pregunto si el canto elaborado del macho, con tantas imitaciones, finalmente le ha ayudado a atraer a una pareja.
La siguiente mañana, me sorprendo al ver una bandada de cinco tordos sargentos machos aparecer en el barrio. Aterrizan en el olmo de Siberia al lado del jardín de mi mamá, como si estuvieran burlándose de mi conclusión sobre su ausencia. Los grabo llamando y cantando por unos minutos—estos no son las imitaciones de estorninos—y entonces todos vuelan juntos al norte.
Esta mañana es mi primera indicación definitiva de que el estornino ha encontrado una pareja. Dos estorninos están ocupados en el jardín, cargando gramas muertas a la cavidad. Al otro lado del jardín, dos cuervos norteamericanos (Corvus brachyrhynchos) notablemente callados aterrizan y buscan ramitas para llevar. Presuntamente están construyendo un nido en el vecindario también.
Más imitaciones
Tres días después, hay plantas nativas brotando por todos lados del jardín. Los abejorros están visitando las flores de la grosella dorada (Ribes aureum) y de la grosella de Misuri (Ribes setosum). He estado observando los estorninos otra vez esta mañana. El olmo de Siberia al lado del jardín ya tiene frutos delgados y nuevas hojas verdes, y el estornino macho está perchado ahí cantando.
Estoy casi seguro de que es el mismo macho. Ya reconozco su mimetismo, y por lo general son las mismas imitaciones que he estado escuchando: el rascador moteado y el carpintero de pechera común, el chorlo tildío y el chotacabras zumbón, el canto del pradero del oeste. Sigue las llamadas de la gallareta americana inmediatamente con una imitación de una urraca de Hudson (Pica hudsonia), algo que ya lo he escuchado hacer varios días. Parece que el único sonido que no imita es el pinche perro que ha comenzado a ladrar en el fondo.
Esta mañana ha añadido una imitación de una gaviota (Larus sp.), lo cual logro grabar, y del canto de un gorrión corona blanca. Hasta da las llamadas de una chara azul (Cyanocitta cristata), una especie más comúnmente vista en el este de Norteamérica. Su repertorio es impresionante. Después de casi una semana, sigo escuchando nuevas imitaciones.
El comportamiento confuso de los estorninos
Observando los estorninos hoy, estoy un poco perplejo. El macho está entrando la cavidad repetidamente, trayendo pedacitos muertos de gramas y hojas. No está solo en el jardín: una hembra (sospecho) lo está mirando desde el fresno americano. Pienso que es la misma hembra que he visto antes con él. Una vez la veo visitar la cavidad. Dos veces, después de que él canta, ella se acerca y se aparean.
Pero lo que me confunde es que estoy viendo un tercer individuo también. Este entrometido se percha justo al lado de la hembra e imita el canto de un tordo sargento. El macho territorial canta en respuesta, pero no intenta correr al intruso. Sería interesante darles a los estorninos anillos coloridos en las patas y así poder registrar qué hace cada individuo. Poco a poco estoy entendiendo más sobre los estorninos, pero ¡aún es muy fácil confundirme completamente!
Al ver qué tan fácilmente los estorninos recolectan materiales para el nido desde este jardín pequeño, aparentemente sin preocuparse por los gatos, empiezo a sospechar que estaba equivocado en mi idea sobre sus preferencias de forrajear. A lo mejor no están yendo a un parque local. Ya pienso que están forrajeando en cualquier parche de hábitat en el barrio que les llame la atención. Pero por supuesto, todo eso es nada más que conjetura. El mes que viene, cuando tengan polluelos en el nido, me imagino que van a estar pasando más tiempo forrajeando. Tal vez yo vaya a poder confirmar entonces si están usando los parches locales de césped o viajando más lejos para forrajear en los parques. O quizás vaya a estar deseando, otra vez, que llevaran anillos coloridos en las patas.
Aprendiendo de especies resistentes
A lo largo de una gran extensión de Norteamérica, los estorninos pintos son aves comunes y exitosas de las ciudades. Como los dientes de león (Taraxacum spp.), las palomas comunes (Columba livia) y los gorriones domésticos, pienso que es razonable llamarlos una especie resistente. Tenaces y versátiles, parecen sobrevivir y hasta prosperar en ecosistemas dañados. En los hábitats más intactos, compiten con especies nativas por cavidades de anidación, desplazando a azulejos (Sialia spp.), golondrinas bicolores (Tachycineta bicolor) y hasta carpinteros. Son aves controvertidas, y a muchas personas los estorninos les caen gordos.
Estorninos son complicados. Pero definitivamente no son aburridos. En una sola semana, me han cantado las imitaciones de doce especies. Me han hecho pensar en comportamientos reproductivos, oportunidades de alimentación, los gatos asesinos del barrio y cómo las aves podrían estar percibiendo y usando este ecosistema urbano. Me han motivado a percibir no sólo el ecosistema que quisiera ver aquí, con más plantas, insectos y aves nativos, sino también el ecosistema que existe ahora, con su tráfico ruidoso, sus gatos de campo y sus parches aburridos de césped donde los estorninos pudieran alimentarse. Y por eso, les estoy agradecido.
Mientras la primavera avance, voy a seguir arrancando quackgrass y promoviendo las plantas nativas. Voy a seguir buscando oportunidades para crear un mejor hábitat en este ecosistema urbano. Y voy a seguir observando los estorninos. Pienso que todavía tengo muchísimo que aprender de ellos.
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